martes, agosto 01, 2006
Reconstrucción
En México, nuestros muertos no están muertos. No sólo viven con nosotros, viven en nosotros. Y nosotros que somos de su sangre o de su corazón los recibimos con los brazos abiertos en nuestros pensamientos y recuerdos, los seguimos amando después de muertos, seguimos pidiéndoles consejo, y el día de muertos, el 2 de noviembre, cocinamos sus platos preferidos y se los ponemos, junto con su retrato, flores y velas, en un altar. Hoy hemos pasado el día recordando a mi abuela: sus gustos, su sabiduría, sus últimas palabras. Con todos nuestros actos vamos reconstruyendo una vida en la que ella no tiene cuerpo, pero sigue teniendo voz. Así reconstruímos el mundo.
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1 comentario:
El viaje a Mictlán es tan largo...
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