miércoles, marzo 28, 2007

Más allá del odio: la autoescritura

La Oruga Gritona reflexiona sobre la labor del autor de blogs en la entrada del día 19 de marzo; Malversando posteó ayer una traducción suya de una entrevista a Philippe Lejeune sobre la autobiografía. La Salamandra se aleja unos días del blog, sospecho que para perderse en esos idilios poéticos que la cambian de color. S. de tanto leer y escribir sobre santos y bandidos de tanto buscarse y encontrarse, va creciendo una deliciosa melena negra que sabe siempre a promesa. Yo insisto en la escritura (¿autoescritura?) como una forma de salvación y una parte de mí se niega a pensar que puedan existir lenguajes estropeados: este arrítmico teclear por hambre de significados y formas va más allá del odio, y del amor y de la aceptación... creo que se trata de algo parecido a la sobrevivencia... pa' saber.lf.

Odio profundo

Volver de los viajes al trabajo nunca es fácil, pero cuando uno tiene que volver para pelearse con una mierda de programa disquelingüístico es mucho más difícil. Creo que nunca he usado este medio para manifestar mi odio, pero hoy es tan, pero taaaan grande, que no puedo contenerme. Programadores del mundo: si el programa que han hecho no funciona correctamente, por el amor de dios, no lo saquen de su cpu.lf.

martes, marzo 27, 2007

24/03/07 Destino: Isla Negra, Valparaíso, Viña






El penúltimo día de viaje, con el trabajo terminado y el hambre de ver despierta, nos lanzamos a conocer, aunque fuera a paso de relámpago, la casa de Neruda en Isla Negra, Valparaíso y Viña del Mar. De las tres casas de Neruda, la más bonita es la de Isla Negra. No sé si sigo pensando lo que escribí en un post anterior sobre la Chascona, pero tengo claro que en Isla Negra la presencia del poeta es mucho mayor (sin mencionar que ahí, frente al mar, yacen sus restos). Lo demás del pueblo lo vimos muy rápidamente llevándonos el recuerdo de un lugar sumamente tranquilo y alejado del resto del mundo.

Valparaíso por otro lado, apiñado sobre sí mismo, da una impresión de pobreza y sobrevivencia: el puerto estaba lleno de pequeñas lanchas vacías y grandes barcos militares. No pudimos ver el centro histórico porque hace un año explotó una instalación de gas y el lugar se encuentra en ruinas. No sé si fue porque el tiempo que pasamos ahí se reduce a un par de horas, pero el mar me pareció distante y frío.

Esa sensación creció conforme nos acercamos a Viña del Mar. Vaya contraste, ahí todo son edificios grandes, hoteles lujosos, playas doradas con mujeres en bikini y hippies ofreciéndonos mota. Sentí una indignación parecida a cuando conocí Cancún en México, y no es que las playas y los establecimientos no sean bonitos, sino el abuso y la servidumbre que se esconden tras ellos... el mar nos salva. Me quité los zapatos, me arremangué los pantalones y caminé por la playa. El mar fue juguetón: no le bastaban mis piernas y un par de olas traviesas me mojaron también los muslos sin importarle mis pantalones. Hice el resto del viaje empapada y llena de arena, viendo las viñas rodeadas de rosales en la carretera, feliz por el viaje y por la cercanía de la vuelta. lf.

domingo, marzo 25, 2007

domingo 25 de marzo de 2007 Destino: avión

Días de internet escaso, les debo las fotos de las entradas anteriores. Escribo desde el aeropuerto de Santiago de Chile acompañada por una turba de pasajeros inconformes. Mi objetivo: subir al avión a como de lugar....

Jueves 22 de marzo de 2007. Destino: Saudade


Jueves 22 de marzo de 2007. Destino: Saudade
¿Por qué el mundo no me basta si no estás tu conmigo? Escribo oraciones en las paredes de esta ciudad que lleva tu nombre, dejo pedacitos de carne de corazón por las calles para que me reconozcas, me comas y me bebas, me inventes versos y me sueñes, para que seas mío, siempre, aunque estemos lejos.

Martes 20 de marzo de 2007. Destino: La Chascona




Martes 20 de marzo de 2007. Destino: La Chascona
Anda Neruda con casas-barco y mujeres-sol. Una foto de Maiakovski entre sus poetas preferidos me hizo sonreír con todo el cuerpo. Es una pena que no me dejaran tocar las cosas: la casa es una poesía hecha de formas y texturas. Sin embargo fue extraño: el poeta no podía adivinarse por los objetos, en ellos estaba ella, la Chascona, repetida y reflejada una y mil veces. El poeta se hallaba en otra parte: en los espacios, y en la manera como uno se sentía en ellos a ojos cerrados y en silencio.

20 a 25 de marzo de 2007. Destino: Santiago de Chile.



20 a 25 de marzo de 2007. Destino: Santiago de Chile.
Desde el avión, vimos el sol esconderse tras la cordillera. Camino por las calles de Santiago y, me siento un poco como en casa. Todo se mezcla: antiguos edificios con torres de espejo a los lados, cerros de piedra transformados en paseos europeos, rostros míos y ajenos, el culto a los santos y el tarot a la puerta de la iglesia. No sé si será un capricho de la ciudad jugando a las escondidas, pero no he vuelto a ver la cordillera.

18 de marzo de 2007. Destino: El Río de la Plata



18 de marzo de 2007. Destino: El Río de la Plata
Vigía II, respetable velero de madera ensamblada, parte e inicia un pequeño viaje por el Río de Santiago hasta desembocar en el Río de la Plata. Ahí, un árbol solitario contempla los navegantes y les roba sus secretos. Casi no hay viento, apagamos los motores y cebamos mate con cascaritas de limón y naranja, lo acompañamos con turrón y pastel de Cádiz. Los acentos de mezclan y desvelan historias familiares ajenas. Soy, como en todo el viaje, testigo silencioso de una búsqueda de otros.

viernes, marzo 23, 2007

16 a 19 de marzo de 2007. Destino: Buenos Aires


Buenos Aires es un sueño arbolado donde los gatos duermen sobre libros callejeros.
Hay que volver: sus calles prometen poesía, sus voces, amistades duraderas.

domingo, marzo 11, 2007

Rarezas


A mi muy amada Salamandra le gusta meterse en la recámara, entre las sábanas revueltas del fin de semana (o de toda una vida), encontrar en ellas un calcetín a rayas, con agüjerito, y arrastrarlo hasta el marco de la ventana donde le dé el sol. A mí me toca hacer lo mismo pero en su maleta, pues he sido lo suficientemente ingrata como para no visitar su guarida todavía. Normalmente es un juego que hacemos a solas y con una taza de té bien caliente: así es como le ganamos la batalla al tiempo y a la distancia, como nos reconocemos y nos amamos... en estos días sin embargo anda traviesa y lanza la invitación en pleno blog. Debo admitir que eso, ahora, me ha provocado una especie de reticencia y bloqueo ¿no era suficiente con decir que tengo las patas y los lentes chuecos y que recién me he descubierto daltónica? No. Mi Salamandra sonríe y pide más, porque es curiosa hasta la poesía. Así que nada, van las rarezas recolectadas a lo largo del fin de semana, dedicadas a ella, que seguro me conoce otras tantas diferentes:
1. Tengo complejo de animalito: me gustan las sudaderas con bolsa de marsupial, maúllo y muevo la nariz como conejo, adopto posturas corporales dignas de una ardilla al acecho o de una vaca aburrida. Procuro hacerlo sólo con gente a la que le tengo mucha confianza, pero a veces lo hago sin pensar.
2. Los viajes me provocan a la vez entusiasmo y miedo a la muerte. Cuando viajo sin S. (como dentro de dos días) el miedo es mucho mayor, casi al punto de paralizarme, pues no se trata sólo de morir, sino de no seguir viviendo a su lado. Para sobrellevar estos periodos escribo conjuros que nos mantendrán a salvo, que nos reunirán de nuevo, que por lo menos servirán para que se sepa que me gusta la vida y que quiero seguir; vuelvo a los rezos y oraciones, a las medallas y a la invocación de mis muertos: todo con tal de protegernos.
3. Me gusta asomarme por la ventana al final de la tarde, cuando el sol ya se ha marchado pero sin ser de noche todavía, para ver a los murciélagos en su vuelo errático.
4. Cuando me siento cronopio, invento bailecitos desarticulados y fuera de ritmo.
5. Me encantan los grafitis temporales en el cuerpo: huellas del mundo y de la vida sobre mi... un moretón o un razguño provocados por mi torpeza, un beso profundo y oculto sobre la piel blanca, huellas de sol que pintan ropas de colores, vestigios de movimiento en el paso dolorido o ligero.
6. Soy adicta a los gestos y movimientos de cierta rata de biblioteca, a los pensamientos de un insomne, a los versos de un hombre que dice que tiene un gato arañándole el corazón.
lf
PD. Si hay que etiquetar a alguien, será a La Invención de Morel, por curiosa, y a Alkmene, para que escriba.

miércoles, marzo 07, 2007

070307


Llevo semanas planeando clases de lingüística y motivación. Hoy, por puritita fuerza de voluntad terminé de hacer los cuadernillos para los alumnos, sólo faltan detalles mínimos que he dejado para mañana porque no lo soporto más. Después de tanto concepto delimitado y claro, de tanta aplicación práctica ¡De tanta motivación! (nótese el tono irónico por favor) necesito algo más... Decidí terminar el libro de Vairoletto que llevaba retrasando y escondiendo por ahí porque había llegado al capítulo llamado "El que debe morir", y no quería que muriera. Así que la lectura ha resultado un raro consuelo, un llanto discreto y agridulce. Dentro de una semana a estas horas estaré en el aeropuerto a punto de salir para Buenos Aires. Ahí me recibirá gente a la que no conozco, con la que no tengo nada que ver, que puede que ni siquiera sepa mi nombre, me mirará con ojos curiosos pero sin darme demasiada importancia, me acogerá en su casa y me dará de comer. Puede que lo único que tengamos en común sea conocer la historia de Vairoletto, me pregunto si sus ojos sonreirán si yo lo menciono, si sus bocas contarán lo que de oído saben... si será el bandido tantos años muerto el que establezca entre nosotros, como entre tantos otros, un vínculo. lf.

martes, marzo 06, 2007

Café Oscuro vs Negro

S. y yo tenemos una discusión sobre el color de mi abrigo. Yo digo que es negro, él que es café oscuro. Son casi las 10 pm y ninguna luz artificial ayudará a resolver este problema, así que ante la duda me pregunto si además de tener los pies chuecos y los dedos asimétricos tengo una especie de daltonismo. Ni hablar: mi verdadera naturaleza es de monstruo. lf.
P.D. Alkmene estrena dirección y añade imágenes a sus posts en el enlace actualizado de la barra de al lado en la que también he añadido el nuevo blog La Invensión de Morel de una amiga muy amada. Ninguno de los dos es daltónico.

domingo, marzo 04, 2007

Los disfraces de cada día

Nuestra identidad está construida de infinitos, diminutos detalles: un recuerdo por aquí, unas palabras por allá, el modo de andar o de pronunciar las cosas, ese gesto privado frente al espejo, lo que nos gusta y lo que odiamos, nuestras muy amadas y detestadas manías. A veces combinamos algunos de esos elementos para sacar a la vista, no nuestra identidad primordial (cuya existencia defiendo), sino otra, una de muchas que adoptamos de acuerdo a las circunstancias: los disfraces de cada día. Los últimos años en México mi disfraz principal era de maestra. Tenía ropa, zapatos y peinado de maestra; un tono de voz que llegaba al fondo del salón, una sonrisa discreta que no podía confundirse con coquetería y una vida privada escondida bajo el saco. De esos años me quedan, ya como parte de mi identidad primordial, los lentes chuecos. Me encantan mis lentes chuecos y la manera en la que la gente que habla conmigo los mira y se aguanta las ganas de tirarme un arañazo a la nariz para ver si se enderezan. También me gustan mis pies torcidos hacia adentro, y la irregularidad en el tamaño de mis dedos ¿será que mi verdadera identidad es de monstruo? lf.

viernes, marzo 02, 2007

Lembranzas Marías

Esta semana compré un paquete de galletas marías para hacer un postre que hacía mi madre cuando yo era muy niña. Recuerdo aquellos años como los más felices porque la vida era sencilla: yo no iba a la escuela, papá se iba por la mañana al trabajo y mamá se repartía el tiempo entre la costura y cocinar cosas ricas para cuando él regresara, como un pay de galletas marías con lechera de limón. Por la tarde todo era juego y descubrimiento, y dormir era cosa fácil. Tiempo después, cuando las cosas se complicaron y ya no había tiempo para comidas elaboradas, yo echaba en un vaso una maría y mermelada de fresa, y así tres capas, luego llenaba el vaso de leche y me comía ese postre viendo la televisión. Eran épocas de miedos y secretos en los que nadie podía dormir. Finalmente llegué a la universidad y las marías remojadas en café fueron el alimento de muchas tardes de estudio, de semanas en las que ahorraba el dinero de la comida para escaparme con S. en cualquier oportunidad... Eso mismo he desayunado hoy, mezclado con recuerdos dulces y turbios, dejando que las sensaciones revivieran, que para eso tengo memoria y sentidos, para enterarme de que/é vivo, aunque sea por las galletas marías.lf.
P.D. Sí, todavía tengo la patita jodida y sí, siguen las obras, pero ahora en vez de perforadora, tenemos sierra para piedra.