Ya no hay sacrificios para ella en la antigua ciudad de Dión: Macedonia duerme un sueño de imperio cubierta por una lluvia fina y una neblina casi incierta. Entre las ruinas, a los pies del Olimpo, Isis observa el fluir del tiempo: los rostros y generaciones que han pasado de honrarla religiosamente a admirarla con asombro e ignorancia. Conmigo ha sido generosa, me ha visto a través del reflejo del agua y me ha regalado e recuerdo de la niebla sobre el rostro. Hermosa Isis, que sea esa misma sonrisa generosa la que nos aguarde al fin del camino.lf.
jueves, enero 04, 2007
Isis
Ya no hay sacrificios para ella en la antigua ciudad de Dión: Macedonia duerme un sueño de imperio cubierta por una lluvia fina y una neblina casi incierta. Entre las ruinas, a los pies del Olimpo, Isis observa el fluir del tiempo: los rostros y generaciones que han pasado de honrarla religiosamente a admirarla con asombro e ignorancia. Conmigo ha sido generosa, me ha visto a través del reflejo del agua y me ha regalado e recuerdo de la niebla sobre el rostro. Hermosa Isis, que sea esa misma sonrisa generosa la que nos aguarde al fin del camino.lf.
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