viernes, junio 15, 2007

Una tinta con dibujito de manzana por favor



Las desgracias de otros en estos días han resultado en un beneficio para mí. No, no me odien al momento, déjenme explicar. A Mamá M., una prestigiosa pintora, se le jodió el ordenador y llamó a S. para que se lo arreglara. Yo fui de dama de compañía y, como el ordenador es necio, Mamá M. y yo pasamos de beber té y hablar de la pintura, a pintar. De esta forma he tenido un par de clases improvisadas sobre el automatismo que me han dejado tan entusiasmada que ayer, antes de ir a casa de Mamá M., me lancé a una tienda de arte dispuesta a gastarme 20 eurotes en material: papel x de 250 gramos, tintas hermosas y óleos baratos. La clase fué literalmente, un pasón, porque de las tintas al óleo hay un chingo de aguarrás de diferencia. Total que después de 3 horas de pintura, y un ordenador resucitado y reconfigurado nos fuimos con Alkmene al Café Berlin a escuchar Jazz. En este momento preciso, tras escribir la frase anterior, me siento como personaje privilegiado de novela americana, con días excesivamente felices, abarrotados de belleza y... temiendo la tragedia (si no lo hubiera escrito, joé, no lo hubiera sentido). El Café estaba vacío, el mesero de rió cuando pedimos mesa, y debimos caerle bien porque con las chelas trajo tapa. Trin trin, tran tran, que vengo de pintar y mira este cuadrito y me compré unas tintas bien chulas, y que saco la mano completamente teñida de verde ¿frasco roto? No, mal cerrado, pendejita, mal cerrado, y anda que vamos a sacar todo del super morral. En el baño tiré una bolsa de plástico chorreando tinta manzana verde, y luego lavé el frasco cuidadosamente: en mi memoria repicaba la escena del Decálogo uno, cuando el padre escribe y la tinta china azul le gana territorio a sus papeles. El frasco estaba intacto, era que yo lo había cerrado mal, no tenía fisuras ni estaba despostillado. No lo tiré, lo traje de vuelta a casa como la prueba de un milagro: un resquicio de fe y miedo en una noche de jazz. lf.

1 comentario:

hf dijo...

Joé, acabo de ir a por otra tinta, no había de manzana pero sí de sapito, la primera que me dieron estaba también chorreada. Debe ser una debilidad del verde por comer vidrio. lf.