viernes, julio 06, 2007

36ºs Empieza el verano de a de veras


Ayer y hoy han sido para mí días de productividad académica ínfima. No han sido de productividad nula porque un mínimo de orgullo y responsabilidad me muerden el cuello cada noche. La causa es sencilla, estoy nerviosa y el calor apendeja... y a uno no le quedan ganas más que de existir como si fuera domingo. Hoy hemos llegado, otra vez, a 36ºs, con eso quiero decir 36ºs madrileños, es decir sin humedad. Así que ahí andamos arrastrando botellas de agua mientras las vías respiratorias gimen crackeladas y la nariz amenaza con desbordarse no sólo con la penosa espontaneidad de la alergia, sino también con ríos de sangre veraniega. En eso andaba la tarde cuando me dejé caer en el sillón verde y pensé: "Si yo fuera princesa tendría un abanico gigante (odio los aires acondicionados), un delfín vaporizando a mis pies, buena musiquita de fondo y una obra de títeres ejecutada sólo para mí". Pero como no soy princesa y los delfines no vaporizan cuando uno se los pide, me conformé con jugar con la wacom para por lo menos dejar constancia de este apendeje veraniego lleno de incertidumbre. lf.
P.D. Alkmene prometió actualizar pronto y, Salamandra mía ¿valerá de algo que yo pida que no te vayas?

1 comentario:

ÓL dijo...

Curioso fenómeno el mundo: aquí tampoco hay voluntad de movimiento, pero por las causas contrarias. Los delfines sólo nos caerían bien si portasen sendos radiadores...