miércoles, febrero 04, 2009

transición



A menudo cuando pienso en escribir este blog, me descubro redactando mentalmente que me encuentro en un periodo de transición, siempre con un halo de deseo, con un aire de paraíso perdido. Vacío el agua caliente sobre las hojas recicladas de té verde y pétalos de jazmín; prendo la vela para la tetera y recuerdo vagamente la luz de esta madrugada, un sueño de lejos que mezcló los países que conozco o que no y que de alguna forma deseo. Entonces caigo en la cuenta de que no me encuentro en ningún periodo de transición, y que ahora hago lo mismo en lo que de alguna manera pienso cuando me refiero a ese paraíso perdido: preparar y beber mucho té y pasar muchas horas frente a la computadora -sólo me falta el tiempo para volver a los cómics-. Entonces caigo en la cuenta de que lo que verdaderamente extraño es otra cosa: un estado mental de esos alterados en el que el cerebro está empapado de información y hace extrañas asociaciones de lo más obvias y que sin embargo me parecen geniales. Entonces tengo que servirme el té, sentarme aquí y admitirlo: sí, sigo en un periodo de transición. lf.

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