Esta tarde, 
la amenaza de una gota blanquecina sobre mi hombro,
hermosa como los dientes de un gato,
me conduce: 
oídos cerrados... no hay mundo.
Este silencio es una búsqueda de ti, 
esta puerta cerrada, 
esta noche de murciélagos alimentándose de primavera. 
170406 lf
miércoles, abril 19, 2006
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