domingo, abril 06, 2008

First Diving


Muerdes la boquilla y te sientes como un boxeador, inspiras, expiras, te sumerges y esperas a que el agua te golpee, en cambio, aligera la caída provocada por las pesas en la cintura. Inspiras, expiras, te haces una pinza en la nariz porque te cuesta dirigir el aire sólo por la boca, y una vez que has superado el terror de los primeros minutos bajo el agua, te parecen graciosas las burbujas de tu respiración. Inspiras, expiras y, aunque sabes que el instructor te guía con una mano sobre el tanque, no resistes la tentación de patalear un poco, de extender un brazo e imitar a las mantarrayas sobre la arena. Se te seca la garganta, miras hacia arriba, sigues en el fondo de la piscina pero ahora a tres metros de profundidad. El instructor te enseña a hincarte, a soltar la pinza de la nariz, a sonreír con los dedos y con los brazos, a contemplar, sin prisa, la luz filtrándose por el agua sobre tu cabeza. Inspiras, expiras, regresas con ambos brazos abiertos, con la patada ligera y constante, con ganas de seguir. Inspiras, expiras, el instructor te saca del agua con una señal, recuperas la nariz, pierdes el tanque y el visor. Reflexionas con la sonrisa del descubrimiento en todo el cuerpo, sobre los peligros de bucear (además de la ruina económica): el primero será no querer salir de nuevo a la superficie, el segundo, que te dé un ataque de risa 10 metros bajo el agua. lf.

No hay comentarios.: