domingo, abril 20, 2008

Wake up, cold, cold baby

Ayer, con la mañana cubierta de lluvia y esa luz blanca escurriéndose a la cama, sentí un anhelo, una sensación de paraíso perdido. Algo que huele a tierra húmeda, un filo frío sobre las mejillas, un caminar tranquilo sobre las piedras. Al despertar me dí cuenta de que no tenía nada que ver con mis amaneceres cargados de café en España, que no se trataba de ese excesivo bienestar que sabe a pan en Francia, y que tampoco suena a los cantos brillantes de Portugal. La tierra huele como ese anhelo sólo en mi pueblo, desde la vieja cama de latón al lado de cualquier ventana. Hagamos de la cama de latón un templo, saquemos de su colchón todos los sueños escondidos de la infancia, rodemos sus rueditas de ventana en ventana, de luz a luz... que ganas de lamer sus dorados barrotes como cuando niña enferma, cuando nadie me veía, con la esperanza de que su dorado me haría sanar. Que ganas de saltar de ella en este día nublado a las piedras mojadas, al aire frío, al cielo blanco. Y así, de hoy en mañana el sueño de ayer.lf.

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