martes, diciembre 05, 2006

O inverno

El invierno se revela como una noche de reflejos lluviosos. Al otro lado del cristal, pienso en la tristeza: qué es, dónde adquirió esa habilidad para incrustarse en nuestro pecho, y si es una especie de parásito o de motor para la creación y para la vida. Pienso en cómo la desatan cosas diminutas, y en su añejada insistencia. Nos miro a través de los reflejos en la habitación, y me niego. Al fin del día la mayor victoria puede ser sobrevivir a nuestra propia crítica, al duro filo de nuestra mirada, a esa tristeza y poder admitir, como cuando éramos niños, que la felicidad está hecha de cosas pequeñas y de nuestra capacidad para regodearnos en ellas: el invierno que juega y que silba a no ser estación, la lluvia que cae de lado y se ríe de nuestro paraguas anaranjado, una violeta que ha sobrevivido a nuestro lado más de un año. Tú.lf.

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