sábado, enero 31, 2009

Sábado: diario del cuerpo


El diario de mi cuerpo inicia con el despertar del tuyo, con la luz lechosa, todavía temprana, que marca una línea recta sobre el techo y con el silencio de los sábados antes de que el mercado alce sus techos de plástico y sus pregones. Mi desnudez agradece el gesto de tu abrazo confundiendo todavía el sueño y la vigilia hasta que, despierta del todo, soy capaz de pronunciar tu nombre y el mío cual si dibujara con ello nuestras facciones. El diario de mi cuerpo anotaría también la semejanza entre ese despertar y estar inmersa en el agua: sentir los músculos tensos y a la vez libres, el cuerpo todo cubierto y carente de gravedad, y cada bocanada de aire regulando el ritmo de mi acción. Vendrían luego largas horas de trabajo frente a la computadora, con los ojos llorosos, con los dedos tecleando una melodía parda y casi triste. Es casi media noche. Guardo bajo las costillas una ansiedad, una insatisfacción, pero soy incapaz de discernir si viene de mi cuerpo y su pálpito o de mi cabeza y su indesición. Inútil escritura que nada resuelves, ahora mi cabeza piensa bajo mis costillas y mi cuerpo añade un punto final. Tan tan, nos vamos a la cama igual. lf.

miércoles, enero 28, 2009

Otra vez LD

Otra vez vuelven esas épocas en las que me siento frente a la computadora y no sé bien por dónde empezar. Los pendientes se forman en una lista y se pelean entre sí como niños inquietos mientras que sus ideas madres me enredan los cabellos y se ríen de mí. ¿Cómo es que volví a meterme en todo esto? Observo cómo media hora de palabras se multiplica frente a mí y de pronto no es una si no cinco las bocas que hablan, cada una con sus propuestas y preguntas, con su hambre y su sed, con sus brincos hacia el mundo. Entonces siento a la vez un miedo terrible y fascinación, y comprendo que estoy inmersa, otra vez, en algo más grande que yo, que me aterra y me seduce y me sitúa aquí, ahora, preguntándome qué hacer, con la sonrisa de una niña que ha cometido una nueva travesura. 
lf. 

sábado, enero 24, 2009

240109


Tengo una ventana de luz ambarina y un fantasma de aluminio rumiándome las ideas;
una cama dulce y revuelta que me amanece con melodías portuguesas;
una taza de té y un montoncito de libros...
un felino se enreda en estos rizos y me lame el hombro:
no hay nada que sofocar.
lf

viernes, enero 16, 2009

Abstract

¡Cuántas horas de trabajo y dolores de cabeza me habría quitado el tener esto antes!

jueves, enero 15, 2009

Coco-wash


Ayer tenía miedo de la presentación del proyecto. Hoy tengo miedo de la cantidad de trabajo que la aceptación del proyecto parece traer. Me recuerdo que el miedo es otra forma de ansiedad y que estar demasiado tranquila o cómoda es una zona segura que deseo para la vejez, no ahora... ¿o sí? ¿y entonces pa' que chingaos tanto trabajo? ¡Ala y a currar! Mejor ansiedad que aburrimiento.
lf

miércoles, enero 14, 2009

Nervios

Mañana presento mi proyecto de posdoc en la UNAM. Estoy nerviosa de una manera extraña, como antes de un viaje más que de una presentación. Será que mi proyecto es como eso, como un nuevo viaje abierto a quien quiera acompañarme... esperemos que sean generosos los viajeros, que no me traicione la voz, y que me sea dado el don del aplomo... aunque sea sólo temporalmente... vaya aquí este conjuro.
lf.

martes, enero 13, 2009

Invitaciones


Si la semana entrante están en el D.F. no se pierdan el curso Poéticas de la oralidad impartido por José Manuel Pedrosa. Si no van a estar en el D.F. aprovechen los textos en línea en el apartado de lecturas sugeridas. En cualquiera de los casos salimos ganando.

Si andan por el CELE en la UNAM el jueves 15 a eso de las 10am y les interesa la lingüística aplicada, de corpus o el estudio del léxico disponible, acérquense a la Sala de Consejo (en el edificio A) a la presentación de mi proyecto de posdoc "Corpus Multilingüe del léxico disponible de los alumnos del CELE, UNAM". Parece que habrá café y galletas.

¿Que si estoy nerviosa? ¡Qué va!

Estoy aterrada.

lf.

miércoles, enero 07, 2009

Ensayos de la lechuza voraz



Y vuelve la wacom (pinta por primera vez en México) como una sonrisa furtiva a la vuelta del trabajo. lf.

martes, enero 06, 2009

Resquicios de las fiestas

Y los reyes me trajeron una hermosa rata corredora, una mañana soleada y una rosca superdeliciosa de la casita del pan. También me trajeron la promesa de ir a MUAC pero eso está por verse... Este año me volví a quedar con ganas de que alguien me regalara una canasta, pero por lo menos tuve un modesto aguinaldo...miro mi mesa caótica pero ordenada, el montón de métodos de inglés para donar y las botas de fieltro gordas de dulces. Se acabaron ya los tópers con recalentado (¿por qué siempre hay alguien que invariablemente regala tópers llenos o vacíos?), ya no hay más regalos ni papeles relucientes, ni ponche hirviendo en la cocina. Sólo nos quedan las botas de fieltro atascadas de aguinaldos. Me interno en la mía -que he resguardado celosamente de S. quien se apropió de todos los aguinaldos que pudo en casa de mi madre- y en tanto saco un paletón envuelto en aluminio azul, regreso 20 años a la tiendita de mi tía Pili, que estaba a la entrada de la casa de mis abuelos. El diminuto local tenía de todo: desde detergente Roma y jabón Zote pasando por latas de atún y de chiles en vinagre por el refrigerador con queso, leche y crema, refresco zuba sin gas, chaparritas y chelas variadas, hasta las más ansiadas golosinas de mi infancia: trianguilitos de boing, frituras enchiladas, duvalines, panqués de la niña verde, popotes llenos de chochitos, balones rellenos de rompope y paletas enchiladas. Mis padres no solían comprarme dulces, así que las visitas a mis abuelos eran la escapada perfecta para calmar mi deseo de comida chatarra. Al llegar, mi tía, con cintura de avispa pero brazos tan fuertes como de un luchador forjados a base de cargar tanta caja de refresco, me daba un abrazo fuerte y casi doloroso. Yo lo aguantaba mientras me jalaba los cachetes y me chuleaba las trenzas con una sonrisa porque sabía que a partir de entonces mi estancia tendría una mecenas de golosinas. Para cuando llegaba a los brazos de mis abuelos ya llevaba mis papitas adobadas y andaba en busca de la Salsa San Luis. Luego llegaban mis primos y jugábamos a las escondidas en una casa tan chiquita y tan llena que era imposible esconderse; y cuando nos hartábamos nos tumbábamos a ver la televisión, que estaba sobre el refrigerador, y que siempre pasaba películas de Pedro Infante o del Santo. Y entonces me jalaban las trenzas y me llamaban "la Tusita" y peléabamos hasta que mi abuela nos llamaba para comer tacos de queso fresco y aguacate. Por la noche, ella, con su voz quedita y su sonrisa tímida, sacaba colchonetas y cobijas de los rincones, y nos peléabamos por ver quién ganaba el lugar bajo la mesa, y nos llegaba el sueño con los grillos que chirriaban junto a la pila, mientras nosotros nos sonábamos la medalla entre los dientes para que no se nos subiera el muerto, porque esa casa estaba construída sobre campo santo. Y dormíamos dulce y largamente en la casa de los abuelos, con los bolsillos llenos de dulces, con un paletón de aluminio azul entre los dedos y un muerto queriéndo comérselo... y esos son los resquicios de las fiestas: montones de aguinaldos repletos de recuerdos, y esta paleta de mango cubierta de chile que está bien buena. lf.

sábado, enero 03, 2009

Mesa 2009


Y ya es el 2009. Lo empiezo, en términos médicos, con amígdalas "despulidas", lo cual se traduce a un estado permanente de moqueo, tos y lagrimeo. Me sobrepongo a mi cuerpo y veo que no tengo propósitos para este año, sólo andar y permanecer, cocinar otra vez y hallar un sitio para la poesía. Este es el año de mi posdoc. Lo pienso y no tengo muy claro lo que significa para mi en términos académicos. Me vienen palabras a la cabeza: un reto mayor, una oportunidad de hacer investigación en la UNAM, otro juego de palabras, completar todos los grados posibles de educación (aunque sea más por necesidad que por otra cosa), investigar por puro gusto sin tener a Tesis torturando mi sueño cada noche y con suerte armar un grupo de trabajo. Como siempre y como bien advirte Hiriart en Galaor, no comprendo cabalmente todas las consecuencias de mis actos. Me cuesta trabajo admitirlo: tengo miedo de mi propio proyecto, así que rapto a S. del regreso a su trabajo y lo llevo en busca de una mesa de trabajo firme y hermosa. Un buen soporte físico es siempre un buen soporte moral, además hay pocas cosas más hermosas que una buena mesa de madera. Además tengo un calentador nuevo y también una tetera preciosa, todos augurios y promesas de buen trabajo, ahora solo falta acomodarme y empezar. Sí. Es una buena noche para empezar. lf.