viernes, diciembre 28, 2007

Diario de viaje, día 2: Oviedo


Luego de caminar por la playa y correr hacia el mirador, nos trepamos a un autobús y llegamos a Oviedo. M. nos mostró las bellezas del prerrománico, nos llevó a comer fígaros ¡perdón! ¡bígaros! (que son unos caracolitos negros, creo que de mar) y otras delicias asturianas como una cazuela de pulpo y langostino. El día era hermoso y soleado, como para que la Regenta saliera a pasear, y nosotros lo pasamos de contento andando por ahí, comiendo dulces y trepándonos en las esculturas de los asturcones (unos caballototes que seguro también comen fabes y por eso son de ese tamaño) como si fuésemos niños jugando a la pelota. lf.

Diario de viaje, Gijón, día 1, 22/12/07



Salimos antes que el sol y nos acurrucamos en nuestro lugar del autobús. Aunque el trayecto era de 6 horas, pasaron rápido, pues dormimos gran parte del tiempo. El paisaje hacia el norte abandona los tonos amarillentos de Castilla para abrir una tierra roja que crece en verde y agua. Al llegar a Gijón fuimos recibidos con maternos abrazos y guisos e iniciamos el gran viaje culinario con un delicioso pote asturiano. Después de la siesta salimos a conocer la ciudad ya vestida con luces de navidad, al Muro que es como llaman al paseo marítimo y a degustar sidra de a deveras ¡Hmmmmm! Nunca hemos bebido tanta deliciosa sidra, que natural, discúlpen la comparación los asturianos, se parece un poco a nuestro tepache, pero como más refinado. lf.

jueves, diciembre 27, 2007

Nota al margen: cursilerías de fin de año



Lo que procedería, cronológica, lineal, fácilmente, serían las narraciones de la hermosa Asturias, del Collaín "ya alladeru", del venado en el camino, el Elogio al Horizonte y la gentileza de nuestros anfitriones. Pero mi silencio lleva otro camino, uno que sabe a saudade y que podría confundirse con la desesperanza. El tiempo en España se reduce y, aunque los seguimos disfrutando, nos vamos desapegando de los afectos. No los dejamos ir como una madre que parece fuerte y por dentro se desmorona, ni con el gozo del barco que parte del puerto, ni con el desasociego del amante incierto. Nos vamos despidiendo, quieta, amorosa y secretamente, con la certeza de quien parte y no sabe si volverá, porque las amistades que ahora tenemos, deben, por fuerza, cambiar con la distancia. No se trata de frialdad, ni de desamor: en México hemos de renacer, nos llenaremos el pecho de sol, la panza de chile y tortilla, los ojos de cielos azules que desconocen la nieve, las venas con la adrenalina propia de un país siempre gozoso en su incertidumbre, y entonces, aunque ustedes no lo sepan, los querremos de forma distinta, con la sangre viva, con el recuerdo palpitante, con nuestra tierra entera para recibirlos... si seré cursi, menos mal que esto es una nota al margen y que nos queda medio año en esta árida y hermosa Castilla. lf.

Imagen: Collage de Fitzia Medialdua

viernes, diciembre 21, 2007

Asturias


¡Parece que por fin tendremos una navidad en las montañas! Si este blog no vuelve, es que me quedé a cumplir mi sueño infantil de vivir como Heidi con un perro gigante y un montón de cabras en un monte haciendo deliciosos quesos. lf.

martes, diciembre 18, 2007

Take Five, Brubeck's at '66


This is Dad's Christmas present, there's no school like the old school. Enjoy. lf.

lunes, diciembre 17, 2007

Uninvited


Telefónica está promocionando una tarifa que parece de los reyes magos: "¡Obtenga los tres servicios de teléfono, internet y tv por internet por un precio genial!" ¿Cuál es la expresión con la que debería de responder espontáneamente? ¿"Grrrrrrr" porque llevo tres años diciéndoles que no tengo TV? ¿¡Pfff! de incredulidad ante su insistencia o de plano un suspiro largo y profundo de resignación? "Gracias, pero no gracias. Verá Ud., es que no tengo televisión porque estoy estudiando un doctorado y la televisión me distrae" y omito la parte de "también me deprime, y me hace entrar en un estado vegetativo o de idiotez que prefiero no experimentar, al menos no voluntariamente, ah, y además siempre acaban por darme las gripas luego de someterme a las largas campañas televisivas de analgésicos de temporada, así que mejor no la veo" Pero sobretodo procuro ser decente con los telefonistas que al fin de cuentas sólo hacen su trabajo y omitir la parte de "y además la televisión española es una de las peores en el mundo" porque pienso que, si tienen mi nombre y mi número telefónico, también tendrán mi dirección ¿y quién quiere que una turba de telefonistas enfurecidos llegue a tumbar su puerta mientras escribe la tesis, lee un poema o duerme la siesta tranquilamente? Yo no. Por eso descuelgo el teléfono a la hora de la siesta, y no contesto cuando en la pantallita dice "Número privado" y estoy pensando seriamente en grabar en la conestadora un mensaje que diga "Companies and salesmen remain uninvited... indefinitely" pero luego recuerdo que a la fecha siguen pidiéndome que le pase el teléfono a mi mamá y que la mayoría no entiende inglés. Además mi contestadora es capaz de leer mensajes sms por lo que le creo capaz de hacer una traducción simultánea que diga "Compañías y vendedores permanecen desinvitados... indefinidos"... ¡pf! con estos precedentes ¿cómo pretendo que me tomen en serio? Mejor lo dejo en "Uninvited" y a ver si por lo menos se divierten con un cuento chino.lf. lf.

viernes, diciembre 14, 2007

Púrpura


¿En qué momento caí en la espiral de la prisa sin sentido, del segundo en sí mismo acribillado, de la contractura física del tiempo? No. Me dejo caer, profundo, en amadas palabras viejas conocidas. Vuelvo en los ratos muertos de autobús al barco que Nâzim Hikmet reservó para los soñadores, pronuncio un "No" firme al terror de contextos infantiles tergiversados que me despierta a horas intempestivas, y acurruco la nariz en los cabellos dormidos de S. que saben siempre a verbos tranquilos flotando sobre el agua. Al amanecer, dejo que los dedos tecleen, como hipnotizados, esta tesis que insiste en creerse gallo y despertarme con el primer rayo de sol. Vuelvo a la cadencia de las oraciones infantiles no afiliadas a ninguna religión, al desconcierto púrpura de esta violeta que en pleno invierno abre cinco flores y multiplica botones, vuelvo al privilegio de la vida privada. lf.

Traducción del poema de Fernando García Burillo

jueves, diciembre 13, 2007

Guadalupanos

Para aquellos amigos españoles que no podían comprender el sentido de la frase "Antes que mexicanos, guadalupanos" va este fotorreportaje de Carlos Ferrer sobre la peregrinación del 12 de diciembre. http://www.flickr.com/photos/ferrertaiconauta/sets/72157603430310072/

P.D. ¡Felicidades a todas las Lupitas de la familia!

miércoles, diciembre 12, 2007

Una de lagartijas


La tercera o cuarta noche en nuestra habitación de hotel, mientras yo intentaba trabajar en la tesis y B. miraba la TV, apareció junto al techo una diminuta lagartija blanca. B. peló los ojos y dió voces (no le gustan los animales y menos los bichos), y al momento supe que sería yo quien tendría que salvarla. Recordé entonces cómo con escasos 6 años yo me abrazaba al cuello de una mastín napolitana babeante y enorme, cómo me internaba en su jardín con un tóper de queso cottage a coger bichitos sólo para verlos. Mis preferidos eran justamente las lagartijas grises, las más pequeñas, que eran las que cabían entre mis manos sin causarme miedo. Nunca les hice daño ni les quité la cola, sólo les pegué unos sustos de aquellos, pero no era por maldad. Me gustaba tenerlas entre los dedos y sentir su corazón diminuto latir. Insisto, no era maldad sino una fascinación por ver que ellas, como yo, estaban vivas y latían. En esta ocasión me serví para la caza de un vaso y una lista de nombres griegos. B. me abrió la puerta de la habitación y, aunque en el elevador le pregunté a Thesa (para entonces estaba convencida de que era su encarnación) cómo había logrado subir los 6 pisos siendo tan pequeña, no me respondió, porque era griega y no hablaba español. En la recepción me hicieron fiesta alegando que dichas lagartijas son de buena suerte y, aunque me parecieron muy sinceros, sospeché que se tratara de una artimaña para que no lo achacáramos a la limpieza del hotel. A diferencia de mi infancia, no pude ponerla en el mismo lugar donde la había encontrado, pero sí en una maceta lejos de donde los gatos hacían ronda. Al día siguiente mis alumnos me explicaron que en Grecia las lagartijas blancas se consideran el buen espíritu de una casa, que son quienes la protejen y guardan, y que nunca, bajo ninguna circunstancia, se les debe matar... entre el amor por el queso feta y la consideración por las lagartijas, empiezo a sospechar que de la sangre de mi bisabuelo griego, algo queda en mí. :) lf.

lunes, diciembre 10, 2007

Desmitificando el Olimpo


Sí, eso que se ve al fondo es el Olimpo. No sé ustedes, pero yo no creía que fuera tan grande, ni mucho menos que en el hogar de los dioses nevara. Así que olvidémonos de las túnicas, del sol en invierno y, no, no se puede llegar desde donde está tomada la foto en un barquito, porque ese es justamente el mito que se conserva: a pesar de parecer bastante cerca, el Olimpo sigue estando lejos. lf.

domingo, diciembre 09, 2007

Con el cocodrilo en casa


Vuelvo con el agotamiento de una semana de viaje e intenso trabajo. Quienes sepan que sólo impartí 3 horas diarias de clase pueden decir que miento, que debería haber tenido el resto de todos los días para pasear, reconocer a mi tan amada Thesaloniki que, en el colmo de su generosidad, me regaló dos días de sol y preciosas vistas del Olimpo, y que por la noche debería de haberme puesto a escribir tesis, a ponerme al corriente con el máster, a corregir módulos frenéticamente. Pero no fue así. Me saboteo, entre más material tengo, más rápido lo quemo, de manera que si por la mañana daba clases, comía de 4 a 6 (en Grecia no se puede comer sentado en menos tiempo pues es casi una afrenta) y daba una vuelta por ahí, por la noche rascaba entre mis archivos algo más que darles a mis alumnos al día siguiente. Sí, estos viajes sacan todas mis inseguridades de profe: me delineé los ojos y procuré que mis cabellos no estuvieran demasiado desordenados, monitoreé mi lengua y no escupí ninguna palabreja, fui seria y formal y no me atreví a ponerme mi camiseta de "Serial Kitten" ni el último día.

Descubro que el agotamiento viene también de mi convivencia con la gente. Acostumbrada a esta madriguera, ver tantos rostros, oír tantas voces, conocer a las personas es algo completa y absolutamente agotador. Las palabras han sido demasiadas.

Acabé por ponerme la coraza y abrazar a mi cocodrilo, por observar la neblina al principio de la noche, por sentir su humedad siguiendo mi rastro hasta volver aquí, a casa, donde mi corazón puede descansar quieto y sin explicaciones en los brazos de una Rata amante y silente, en este espacio nuestro donde podemos sencillamente ser sin necesidad de tanto verbal esfuerzo. lf.

jueves, diciembre 06, 2007

Cocodrilo 3

A falta de cómic, descripción soñolienta:
El cocodrilo y yo nos hemos detenido en el puerto. Él ya no cuenta cuentos. Sólo contemplamos la neblina y el mar. lf

martes, diciembre 04, 2007

Cocodrilo 2

El gris y la niebla reclaman su imperio. La humedad en el aire se traduce en un beso frío sobre las mejillas, en un desorden en los cabellos, en la contemplación del mar quieto y callado al pie del Olimpo. Me espera el día entero en esta niebla. De verme, parecería que camino y hablo con la gente, que ando por las calles de la ciudad enfrascada en conversaciones ajenas, pero sólo estoy sumergida en la niebla, en su dulce abrazo libre de sobresalto, bajo la atenta mirada de un cocodrilo insomne que también está enamorado de la niebla. lf.

lunes, diciembre 03, 2007

Cuento de cocodrilo 1

Ayer un cocodrilo me arrebató del sueño y en dulce abrazo me ha traido, de nuevo, a Thessaloniki. Trepando trepando me ha llevado en alto y al atardecer ha dicho "Detrás de esa niebla, más allá de ese buque, está el Olimpo" y empeñado en que lo viera se pasó la noche lamiendo niebla. "Es mucha" dijo al volver gordo como un hipopótamo, y sentados a la orilla del mar contamplamos el dorado borde del Olimpo en silencioso amanecer. lf.