viernes, diciembre 28, 2007

Diario de viaje, día 2: Oviedo


Luego de caminar por la playa y correr hacia el mirador, nos trepamos a un autobús y llegamos a Oviedo. M. nos mostró las bellezas del prerrománico, nos llevó a comer fígaros ¡perdón! ¡bígaros! (que son unos caracolitos negros, creo que de mar) y otras delicias asturianas como una cazuela de pulpo y langostino. El día era hermoso y soleado, como para que la Regenta saliera a pasear, y nosotros lo pasamos de contento andando por ahí, comiendo dulces y trepándonos en las esculturas de los asturcones (unos caballototes que seguro también comen fabes y por eso son de ese tamaño) como si fuésemos niños jugando a la pelota. lf.

Diario de viaje, Gijón, día 1, 22/12/07



Salimos antes que el sol y nos acurrucamos en nuestro lugar del autobús. Aunque el trayecto era de 6 horas, pasaron rápido, pues dormimos gran parte del tiempo. El paisaje hacia el norte abandona los tonos amarillentos de Castilla para abrir una tierra roja que crece en verde y agua. Al llegar a Gijón fuimos recibidos con maternos abrazos y guisos e iniciamos el gran viaje culinario con un delicioso pote asturiano. Después de la siesta salimos a conocer la ciudad ya vestida con luces de navidad, al Muro que es como llaman al paseo marítimo y a degustar sidra de a deveras ¡Hmmmmm! Nunca hemos bebido tanta deliciosa sidra, que natural, discúlpen la comparación los asturianos, se parece un poco a nuestro tepache, pero como más refinado. lf.

jueves, diciembre 27, 2007

Nota al margen: cursilerías de fin de año



Lo que procedería, cronológica, lineal, fácilmente, serían las narraciones de la hermosa Asturias, del Collaín "ya alladeru", del venado en el camino, el Elogio al Horizonte y la gentileza de nuestros anfitriones. Pero mi silencio lleva otro camino, uno que sabe a saudade y que podría confundirse con la desesperanza. El tiempo en España se reduce y, aunque los seguimos disfrutando, nos vamos desapegando de los afectos. No los dejamos ir como una madre que parece fuerte y por dentro se desmorona, ni con el gozo del barco que parte del puerto, ni con el desasociego del amante incierto. Nos vamos despidiendo, quieta, amorosa y secretamente, con la certeza de quien parte y no sabe si volverá, porque las amistades que ahora tenemos, deben, por fuerza, cambiar con la distancia. No se trata de frialdad, ni de desamor: en México hemos de renacer, nos llenaremos el pecho de sol, la panza de chile y tortilla, los ojos de cielos azules que desconocen la nieve, las venas con la adrenalina propia de un país siempre gozoso en su incertidumbre, y entonces, aunque ustedes no lo sepan, los querremos de forma distinta, con la sangre viva, con el recuerdo palpitante, con nuestra tierra entera para recibirlos... si seré cursi, menos mal que esto es una nota al margen y que nos queda medio año en esta árida y hermosa Castilla. lf.

Imagen: Collage de Fitzia Medialdua

viernes, diciembre 21, 2007

Asturias


¡Parece que por fin tendremos una navidad en las montañas! Si este blog no vuelve, es que me quedé a cumplir mi sueño infantil de vivir como Heidi con un perro gigante y un montón de cabras en un monte haciendo deliciosos quesos. lf.

martes, diciembre 18, 2007

Take Five, Brubeck's at '66


This is Dad's Christmas present, there's no school like the old school. Enjoy. lf.

lunes, diciembre 17, 2007

Uninvited


Telefónica está promocionando una tarifa que parece de los reyes magos: "¡Obtenga los tres servicios de teléfono, internet y tv por internet por un precio genial!" ¿Cuál es la expresión con la que debería de responder espontáneamente? ¿"Grrrrrrr" porque llevo tres años diciéndoles que no tengo TV? ¿¡Pfff! de incredulidad ante su insistencia o de plano un suspiro largo y profundo de resignación? "Gracias, pero no gracias. Verá Ud., es que no tengo televisión porque estoy estudiando un doctorado y la televisión me distrae" y omito la parte de "también me deprime, y me hace entrar en un estado vegetativo o de idiotez que prefiero no experimentar, al menos no voluntariamente, ah, y además siempre acaban por darme las gripas luego de someterme a las largas campañas televisivas de analgésicos de temporada, así que mejor no la veo" Pero sobretodo procuro ser decente con los telefonistas que al fin de cuentas sólo hacen su trabajo y omitir la parte de "y además la televisión española es una de las peores en el mundo" porque pienso que, si tienen mi nombre y mi número telefónico, también tendrán mi dirección ¿y quién quiere que una turba de telefonistas enfurecidos llegue a tumbar su puerta mientras escribe la tesis, lee un poema o duerme la siesta tranquilamente? Yo no. Por eso descuelgo el teléfono a la hora de la siesta, y no contesto cuando en la pantallita dice "Número privado" y estoy pensando seriamente en grabar en la conestadora un mensaje que diga "Companies and salesmen remain uninvited... indefinitely" pero luego recuerdo que a la fecha siguen pidiéndome que le pase el teléfono a mi mamá y que la mayoría no entiende inglés. Además mi contestadora es capaz de leer mensajes sms por lo que le creo capaz de hacer una traducción simultánea que diga "Compañías y vendedores permanecen desinvitados... indefinidos"... ¡pf! con estos precedentes ¿cómo pretendo que me tomen en serio? Mejor lo dejo en "Uninvited" y a ver si por lo menos se divierten con un cuento chino.lf. lf.

viernes, diciembre 14, 2007

Púrpura


¿En qué momento caí en la espiral de la prisa sin sentido, del segundo en sí mismo acribillado, de la contractura física del tiempo? No. Me dejo caer, profundo, en amadas palabras viejas conocidas. Vuelvo en los ratos muertos de autobús al barco que Nâzim Hikmet reservó para los soñadores, pronuncio un "No" firme al terror de contextos infantiles tergiversados que me despierta a horas intempestivas, y acurruco la nariz en los cabellos dormidos de S. que saben siempre a verbos tranquilos flotando sobre el agua. Al amanecer, dejo que los dedos tecleen, como hipnotizados, esta tesis que insiste en creerse gallo y despertarme con el primer rayo de sol. Vuelvo a la cadencia de las oraciones infantiles no afiliadas a ninguna religión, al desconcierto púrpura de esta violeta que en pleno invierno abre cinco flores y multiplica botones, vuelvo al privilegio de la vida privada. lf.

Traducción del poema de Fernando García Burillo

jueves, diciembre 13, 2007

Guadalupanos

Para aquellos amigos españoles que no podían comprender el sentido de la frase "Antes que mexicanos, guadalupanos" va este fotorreportaje de Carlos Ferrer sobre la peregrinación del 12 de diciembre. http://www.flickr.com/photos/ferrertaiconauta/sets/72157603430310072/

P.D. ¡Felicidades a todas las Lupitas de la familia!

miércoles, diciembre 12, 2007

Una de lagartijas


La tercera o cuarta noche en nuestra habitación de hotel, mientras yo intentaba trabajar en la tesis y B. miraba la TV, apareció junto al techo una diminuta lagartija blanca. B. peló los ojos y dió voces (no le gustan los animales y menos los bichos), y al momento supe que sería yo quien tendría que salvarla. Recordé entonces cómo con escasos 6 años yo me abrazaba al cuello de una mastín napolitana babeante y enorme, cómo me internaba en su jardín con un tóper de queso cottage a coger bichitos sólo para verlos. Mis preferidos eran justamente las lagartijas grises, las más pequeñas, que eran las que cabían entre mis manos sin causarme miedo. Nunca les hice daño ni les quité la cola, sólo les pegué unos sustos de aquellos, pero no era por maldad. Me gustaba tenerlas entre los dedos y sentir su corazón diminuto latir. Insisto, no era maldad sino una fascinación por ver que ellas, como yo, estaban vivas y latían. En esta ocasión me serví para la caza de un vaso y una lista de nombres griegos. B. me abrió la puerta de la habitación y, aunque en el elevador le pregunté a Thesa (para entonces estaba convencida de que era su encarnación) cómo había logrado subir los 6 pisos siendo tan pequeña, no me respondió, porque era griega y no hablaba español. En la recepción me hicieron fiesta alegando que dichas lagartijas son de buena suerte y, aunque me parecieron muy sinceros, sospeché que se tratara de una artimaña para que no lo achacáramos a la limpieza del hotel. A diferencia de mi infancia, no pude ponerla en el mismo lugar donde la había encontrado, pero sí en una maceta lejos de donde los gatos hacían ronda. Al día siguiente mis alumnos me explicaron que en Grecia las lagartijas blancas se consideran el buen espíritu de una casa, que son quienes la protejen y guardan, y que nunca, bajo ninguna circunstancia, se les debe matar... entre el amor por el queso feta y la consideración por las lagartijas, empiezo a sospechar que de la sangre de mi bisabuelo griego, algo queda en mí. :) lf.

lunes, diciembre 10, 2007

Desmitificando el Olimpo


Sí, eso que se ve al fondo es el Olimpo. No sé ustedes, pero yo no creía que fuera tan grande, ni mucho menos que en el hogar de los dioses nevara. Así que olvidémonos de las túnicas, del sol en invierno y, no, no se puede llegar desde donde está tomada la foto en un barquito, porque ese es justamente el mito que se conserva: a pesar de parecer bastante cerca, el Olimpo sigue estando lejos. lf.

domingo, diciembre 09, 2007

Con el cocodrilo en casa


Vuelvo con el agotamiento de una semana de viaje e intenso trabajo. Quienes sepan que sólo impartí 3 horas diarias de clase pueden decir que miento, que debería haber tenido el resto de todos los días para pasear, reconocer a mi tan amada Thesaloniki que, en el colmo de su generosidad, me regaló dos días de sol y preciosas vistas del Olimpo, y que por la noche debería de haberme puesto a escribir tesis, a ponerme al corriente con el máster, a corregir módulos frenéticamente. Pero no fue así. Me saboteo, entre más material tengo, más rápido lo quemo, de manera que si por la mañana daba clases, comía de 4 a 6 (en Grecia no se puede comer sentado en menos tiempo pues es casi una afrenta) y daba una vuelta por ahí, por la noche rascaba entre mis archivos algo más que darles a mis alumnos al día siguiente. Sí, estos viajes sacan todas mis inseguridades de profe: me delineé los ojos y procuré que mis cabellos no estuvieran demasiado desordenados, monitoreé mi lengua y no escupí ninguna palabreja, fui seria y formal y no me atreví a ponerme mi camiseta de "Serial Kitten" ni el último día.

Descubro que el agotamiento viene también de mi convivencia con la gente. Acostumbrada a esta madriguera, ver tantos rostros, oír tantas voces, conocer a las personas es algo completa y absolutamente agotador. Las palabras han sido demasiadas.

Acabé por ponerme la coraza y abrazar a mi cocodrilo, por observar la neblina al principio de la noche, por sentir su humedad siguiendo mi rastro hasta volver aquí, a casa, donde mi corazón puede descansar quieto y sin explicaciones en los brazos de una Rata amante y silente, en este espacio nuestro donde podemos sencillamente ser sin necesidad de tanto verbal esfuerzo. lf.

jueves, diciembre 06, 2007

Cocodrilo 3

A falta de cómic, descripción soñolienta:
El cocodrilo y yo nos hemos detenido en el puerto. Él ya no cuenta cuentos. Sólo contemplamos la neblina y el mar. lf

martes, diciembre 04, 2007

Cocodrilo 2

El gris y la niebla reclaman su imperio. La humedad en el aire se traduce en un beso frío sobre las mejillas, en un desorden en los cabellos, en la contemplación del mar quieto y callado al pie del Olimpo. Me espera el día entero en esta niebla. De verme, parecería que camino y hablo con la gente, que ando por las calles de la ciudad enfrascada en conversaciones ajenas, pero sólo estoy sumergida en la niebla, en su dulce abrazo libre de sobresalto, bajo la atenta mirada de un cocodrilo insomne que también está enamorado de la niebla. lf.

lunes, diciembre 03, 2007

Cuento de cocodrilo 1

Ayer un cocodrilo me arrebató del sueño y en dulce abrazo me ha traido, de nuevo, a Thessaloniki. Trepando trepando me ha llevado en alto y al atardecer ha dicho "Detrás de esa niebla, más allá de ese buque, está el Olimpo" y empeñado en que lo viera se pasó la noche lamiendo niebla. "Es mucha" dijo al volver gordo como un hipopótamo, y sentados a la orilla del mar contamplamos el dorado borde del Olimpo en silencioso amanecer. lf.

miércoles, noviembre 28, 2007

Yehee!


Esta semana ha sido prodigiosa: si le temo al monstruo de mi tesis es por su generosidad y la cantidad de datos que arroja. Es en días como hoy en los que me siento inmensamente feliz de ser lingüísta a pesar de haber declinado el destino de hacer grafitis en el eje diez (ja, como si la gruexa banda aceptara novatos) o a instruirme como perro fiel en el arte del cómic siguiendo al maestrísimo Edgar Clement... baste decir que las estadísticas de hoy me hacen tan feliz como un grafiti debajo de la cama, que este garabujo encierra otra vez unos labios sonrientes empapados de tequila. lf.

sábado, noviembre 24, 2007

De amistades y monstruos


Thesa se va materializando lentamente, hoy por ejemplo me han llegado al correo las reservas de los billetes y espero que a lo largo de la semana me llegue una maleta para el viaje. La semana me ha cobrado en tiempo y trabajo esa materialización, pero supongo que es el precio que hay que pagar por la promesa de siete días en un lugar tan poético. El resto del tiempo se ha llenado de compañías: amistades cocineras y degustadoras, cantantes y compositoras, dulcemente adoptadas y otras muy viajeras. Mientras la guitarra portuguesa iba encontrando su melodía y el acento mexicano saludaba palabras bables, la tesis me golpeó en el pecho exigiendo que volviera a ella. Regreso cada noche, le explico que aunque la amo no puede ser mi vida entera, que fuera de ella hay un mundo, pero es celosa e inquieta, quiere crecer inmensurable, y yo temo que al final, como las arañas, me despedace lenta y dolorosamente... amo a mis monstruos, pero prefiero que sean pequeños. lf.

lunes, noviembre 19, 2007

Tortilla de patata


Hoy, cenamos una tortilla de patata española-mexicana. Yo piqué los ingredientes y mi buena amiga M. hizo lo demás (es decir, la tortilla). Si usted se ha preguntado el secreto para obtener una tortilla deliciosa y esponjosita, aquí le van los tres secretos:
1.- Fría bien las patatas en un titipuchal de aceite (si es de oliva, puede hacer pasar el plato por uno de la dieta mediterránea, joke).
2.- No tenga miedo al voltear la tortilla y hágalo varias veces, unas 4 por ejemplo.
3.- Consiga la nacionalidad española, o en su defecto, una buena amistad con pasaporte ibérico que tenga el toque mágico.
Si además es usted sacrílego, puede agregarle chorizo picante, gratinarla, echarle un poco de chipotle y acompañarla con un poco de aguacate. ¡Voila! Coma usted, y sea feliz. lf

sábado, noviembre 17, 2007

No hay gallina


Uno de los scripts que S. me enseñó a hacer, me ahorra picar el ratón cual gallina cada vez que una de las palabras de uno de mis corpus no aparecía en el otro. Dicha maravilla me ha salvado de una tendonitis segura y de largas, tediosas horas de picoteo. Gracias a ello, ayer se añadieron a mis resultados otras 684 palabras. Además, un antiguo sueño empieza a cumplirse: mi sangre abandona antiguos jardines, siembra nuevos duraznos al pie de una obra negra, y cuando a media noche un pastor alemán blanco los despierta, saben que están en casa... La violeta que compré hace tres años llena de flores y que desde entonces se negaba a florear, vuelve por fin, y a principios de inverno, a sacar tres botones púrpura. Incluso la gripa de S. es pretexto para hacer unos chilaquiles y ronronear en el sillón. No hay gallina, y soy feliz. lf.

miércoles, noviembre 14, 2007

621 palabras


La piel me huele a cloro, lo noto cuando apoyo la cabeza sobre la mano y examino mis listas de palabras. Ayer corté verbos por la mitad, hoy los añadí a mi base de datos, hice búsquedas, las limpié y obtuve 621 palabras con varias ocurrencias cada una, en los textos de mis alumnos. Como esto no es congreso no me voy a enrollar con lo que eso representa, baste decir que al terminar me levanté e hice un bailecito para festejar. Me detengo a disfrutar el momento: llevo tres años revisando bibliografía, reuniendo corpus, transcribiendo, diseñando a Mr. Know, haciendo pruebas (y más de una pendejada garrafal que implicó volver a hacer un montón de trabajo) y hoy, por fin, empiezo a obtener resultados. Me siento feliz como un niño poseedor de un secreto. S. escribe su tesis en el sillón que está a mi lado. Lo miro de reojo, ríe conmigo cuando mis listas parecen poemas surrealistas, me enseña a hacer scripts para que Mr. Know sea eficiente, me avispa cuando harta de todo hago pataletas en la alfombra. Hoy es un gran día nuestro, 621 palabras dan fe de tres años de la más pura complicidad. La piel me huele a cloro, la suya también y soy inmensamente feliz. lf.

martes, noviembre 13, 2007

Media noche

Y el día se desdobla sobre la cama como un encaje de verbos rotos. lf.

Thesa, no Athenea


Y una vez más la realidad se revela. Sin importar predicciones, definiciones, planes cuadriculados, da un vuelco y cambia "¡Tengan para que se entretengan!" parece gritar, y luego sonriente se va materializando. lf.

lunes, noviembre 12, 2007

Sed


Nos movemos en el mundo como si a él perteneciéramos. Vamos somnolientos por las calles, haciendo lo que todo el mundo, construyendo algo que suelen llamar vida. Luego, de pronto, los acontecimientos, la gente, un objeto, o lo que sucede y no se puede tocar ni recordar plenamente, nos sorprende. Sentimos desde la más delirante alegría, hasta la decepción más asquerosa, el cuerpo en sí mismo quebrado o regocijante, la mente llena palabras, el todo construyéndose segundo a segundo. Entonces sabemos que no pertenecemos al mundo, que habrá siempre un sesgo en la realidad, una dulce sed creadora. lf.

miércoles, noviembre 07, 2007

Paciencia por favor


En la última semana nos hemos negado unas 4 ó 5 veces a salir por ahí a dar la vuelta con los amigos. No sabemos si ellos andan muy fiesteros o nosotros muy encerrados, el caso es que hoy cuando nos llamó Alkmene y dijimos que no podíamos acompañarlo a por cañas (yo llevaba unas horas peleándome con Mr. Know que se negaba a darme las palabras del día y por lo tanto sentía una gran frustración de día perdido en dios sabe qué) me sentí mal. Pasada la media noche, dopada con un robaxisal para el dolor de hombros, una vez encontrada una solución para lidiar con Mr. Know el día de mañana, y tras 8 documentos corregidos para sacar unos eurillos extra, me pregunto por qué me sentí tan mal. ¿Será posible sentirse culpable por no salir a divertirse? ¿Será que extrañamos las grandes jarras con los amigos, perder un poco el equilibrio y acabar mezclando libros y películas? ¿Será que la capacidad de improvisar se nos escapa? Sí, a todas. Me siento culpable y quiero divertirme, extraño a los cuates, las jarras y llegar a las 4 am. sin pensar en que la tesis me espera, y sí, la improvisación está prohibida (por la tesis o por la fecha certera del fin de la beca, que es lo mismo). Confío en que Mr. Know no requiera de tantos convencimientos, en que la tesis avance un poco más para poder escaparnos, y sobretodo, en que los cuates sean pacientes y nos sigan queriendo, incluso con la tesis a cuestas. lf.

martes, noviembre 06, 2007

Invitación


Noche de sueños plagados de de ataúdes llenos de mis amados, miedos y sudores. ¿Qué es descanso? Luego día raro de vida exterior: nos reinscribimos al doctorado, fuimos al banco para comprobar que nuestro estado sigue siendo de quiebra (joke), pasamos al super y regresamos a casa a trabajar un rato. Por la tarde reinicié el portugués y fui a ver el Auto da Barca do Inferno de Gil Vicente con marionetas. Al final el día, descubrimos que S. estaba hambriento, M. pachucha y yo insatisfecha. He vuelto a casa y en vez de trabajar, heme aquí haciendo más garabujos y, aunque hay quien podría decir que son mi perdición, yo insisto en que nos salvan. Si la noche anterior estuvo llena de demonios, y el día del mundo de afuera que me aleja de mi mundo privado (entiéndase tesis, joke), este garabujo nos salva a todos. Esta noche nos vamos por ahí a ver paisajes imposibles de profundidad carmesí y brillos dorados, a vivir aventuras dignas de sustituir pesadillas, a recordar que la vida es un gran viaje y que hay que disfrutarlo. Así que relajemos los hombros, extendamos la cama que lleva días sin tenderse, acomodemos el rostro sobre la almohada... elijan su ventanilla, este sueño va a empezar...

lf


P.D. Este post está dedicado a los que empiezan el TIT, a los que estamos inmersos en la tesis, y a los que habiéndola terminado, la extrañan un poco.

lunes, noviembre 05, 2007

Thesa


Una posibilidad se asoma traviesa, se insinúa, juega, no se decide a ser. Yo la observo desde el rincón que es mi cuerpo como quien mira dibujos en el agua y sueña, hasta que ella se planta frente a mi rostro y burlona me grita "¡Soy sólo una posibilidad!". No siento sus palabras como un golpe frío, siento deseo de rozar su piel inexistente "¿Y qué? Sigues siendo hermosa". lf.

domingo, noviembre 04, 2007

viernes, noviembre 02, 2007

Calaverita pa' los blogueros


Esta noche va la flaca
con más ganas de jugar,
de llevarse a los blogueros
sin que puedan preguntar.

Va primero hasta París
a decirle a Malversando,
que ya le llegó la hora
de morir filosofando.
Pero el Harmodio le dice
que no se lo ande cargando,
justo ahora que su libro
ya se estaba publicando.

Jala pa’ la Gare du Nord
pa’ llevarse a la Ía,
y la encuentra tan absorta
con la tesis que escribía,
que dice “Si yo la dejo,
hasta se titularía”.

Luego pasa por Granada
buscando a Óscar y Amanda,
los encuentra en una fiesta
donde tocaba la banda,
y con los Pacos se montan
una señora parranda
que acaban al otro día
ya con ojos de oso panda.

Ya en Madrí va por el Javi
a quien de esta forma llama:
“Aunque dice el pasaporte
que usté es español de fama,
en este verso le toca
morir a la mexicana”.

Vuelve a México contenta
por Lenin y por Paulina:
“A ustedes por correlones
se los lleva la Catrina,
así que suelten los tenis
y olviden la proteína”.

Luego se va por la Oruga,
llega hasta Venado Tuerto
“¡Tú sí que ya ni la chingas!”
-le dice en el aeropuerto-
“Este sitio está tan lejos
que uno ya llega muerto”

Con esta nos despedimos,
perdonenen los desaciertos,
tómense un buen tequila
y pasen buen día de muertos.

lf y S.

jueves, noviembre 01, 2007

Decálogo para retomar la tesis productivamente

1. NO se paniquee.
2. Péinese, así tendrá en orden por lo menos el exterior de la cabeza. No se agobie pensando en que todo sería más fácil si se cortara el pelo, y por favor, aleje las tijeras del espejo.
3. Prepare una jarra de delicioso té caliente, el que más le guste. No se dé cuerda pensando en que tiene mucha teína y no podrá escribir debido al temblor de manos, recuerde que lleva toda la vida bebiendo el mismo té.
4. Empiece por trabajar en aquello que tiene claro. No caiga en una crisis de pánico pensando que no tiene nada claro, algo claro habrá.
5. Resuelva sólo una cosa a la vez. Olvídese de cocinar mientras reordena mentalmente el último escrito y le echa azúcar a la sopa, o de comer mientras lee bibliografía o de bañarse también con libros en mano. No es usted un detective salvaje. Céntrese en el momento y disfrútelo.
6. Cuando vuelva al punto en el que no tenga las cosas claras, acuse a su sentido común y a la lógica. No se boicotée pensando que usted carece de sentido común y de lógica, que por algún lado habrá que empezar.
7. Deje su trabajo y su cabeza reposar con regularidad. No mire el reloj y el calendario como si el minuto siguiente fuese el día del juicio. Recuerde: el que no come y no duerme, no trabaja.
8. Deje en paz el blog, está bien actualizarlo de vez en cuando para que las amistades sepan que usted todavía no se tira por la ventana, pero no puede pasarse la vida escribiendo el blog.
9. Por el amor de dios, no deje morir las plantas, sólo lo deprimirá y lo hará sentir miserable, riéguelas aunque sea sólo el sábado.
10. Recuerde: NO se paniquee, y limpie sus lentes con regularidad, así, al menos tendrá la ilusión de, literalmente, ver todo claro.

miércoles, octubre 31, 2007

Moscas blancas


Habrá quien me juzgue histérica, pero he pasado de un día para otro de la alegría al temor. Sabiendo que Mr. Know (mi base de datos) se hace cargo de mis dos córpora, decidí, antes de sacar más resultados, revisar lo que llevo de la tesis e ir llenando huecos. He caído en un bache, uno de esos bloqueos raros en los que uno mira la pantalla tratando de ordenar las cosas mientras que la mente parece insistir en ponerse en blanco y no avanzar hacia ningún lado. Y es que una cosa es tener los dos córpora organizados y otra explicar su génesis, sus profetas, salvaciones e infiernos. Luego he descubierto bajo las hojas de ruda colonias enteras de diminutas moscas blancas que de pronto vuelan a mi alrededor aumentando esa sensación que tengo de desconcierto, locura y ceguera... con lo que odio las plagas en mis plantas, con lo que amo yo esa ruda. Para terminar el día he ido al examen doctoral de una buena amiga y, aunque todo ha salido muy bien, el evento no ha dejado de hacerme un nudo en el estómago. Releo el último post de Malversando que cita las Enseñanzas de Don Juan sobre el miedo y me repito que no puedo hacer más que seguir trabajando, día a día, pasito a pasito, palabra a palabra, que las diminutas moscas blancas son también creaturas de Dios, que el sábado habrá fiesta por el cumpleaños de Alkmene y que reiré con los amigos. Al menos hemos conseguido tortillas de maíz, chiles y aguacates para la ofrenda, lástima que no haya tequila. lf.

martes, octubre 30, 2007

Happyness


Mr. Know ha sido gentil con todas y cada una de las 49,819 palabras y el séquito de registros que las acompañan. Ha aceptado tenerlas a su cuidado y conocerlas a profundidad. Es extrañamente hermoso tener entre las manos el trabajo de tres años y susurrando promesas. I'm quietly, deeply, movingly happy. lf.

lunes, octubre 29, 2007

Almost, Mr. Know


Hoy terminé de arreglar los últimos datos que faltaban para que mi base de datos esté completa. Mañana puliré las tablas de Mr. Know, le limpiaré los lentes y le presentaré a todas esas palabras que él ordenará, juntará y separará para la creación de conocimiento. No tengo miedo, he hecho pruebas y siempre ha sido atento, preciso y, a veces, sorprendentemente intuitivo. Tiene un don con las palabras ese tal Mr. Know. Mañana será un gran día, mis córpora estarán reunidos y el resto será como asomarse por un prismático a ver el mundo, un mundo de palabras felizmente ensimismadas. lf.

viernes, octubre 26, 2007

Sobre los sueños


El día que cumplimos tres años en España, S. y yo caímos en la cuenta de que normalmente no soñamos (literalmente, dormidos y en la cama) con escenarios europeos determinados. Nuestros sueños siguen ocurriendo en México o en lugares indefinidos, pero casi nunca aquí. Desde entonces el tema ronda nuestras cabezas, S. se esfuerza por conseguirme la trilogía de Wenders sobre la máquina que graba sueños, y al despertar nos contamos lo que recordamos de nuestros viajes nocturnos. Anoche hablamos sobre los otros sueños, los metafóricos, los realistas y fantásticos. Yo descubrí con feliz asombro que uno de los realistas, que mis padres tengan su casa, está en curso, y que de los irrealistas, viajar mucho y llenarme los ojos con soles ajenos, va también por buen camino. Quedamos en ir a Estambul antes de regresar a México y yo, en tanto acabe la tesis, procuraré por lo menos una semana de retiro absolutamente creativo en el que no respetaré las paredes, ni las ropas, ni los horarios o las técnicas, ni ese pequeño límite que me mantiene del lado de la cordura. Mientras tanto, a seguir soñando como S. con patines del diablo sin frenos, con dulces animales enroscables, con casas invernadero donde la hermosura cuelga del techo, donde el sueño nunca muere. lf.

miércoles, octubre 24, 2007

Invierno



Nunca he tenido muy clara la fecha en la que empieza oficialmente el invierno. Para mí inicia el día que, sin importar la hora ni las circunstancias, yo me niego a salir de la tibieza de la cama a la fría atmósfera de la casa; es decir, hoy. Me consuela que el portero cuenta los días para que llegue el sábado y pueda encender la calefacción sin cargos de conciencia. Mientras tanto, me arropo en largos suéteres bordados y me enredo trapos en el cuello, incluso he comprado ya mi plantita de ruda para el ya consabido dolor de oído que se presenta sin falta cuando las temperaturas bajas y los estornudos se confabulan para mantenerme encerrada en casa. Es extraño, para alguien como yo del centro de México, ver cómo las estaciones te cambian la vida. Todo se vuelca hacia adentro y de pronto los espacios cerrados se convierten en universos protegidos y añorados. Miro por la ventana cómo los árboles se van pelando, cómo una lluvia fina sube un dulce olor a invierno, y oculto en mí una extraña alegría. Me olvido del trabajo, del futuro y de todo. Quiero jugar. lf.

domingo, octubre 21, 2007

Funciona!

Por medio de este post, quiero hacer constar que las sugerencias para consentir a su atleta el día antes de una competición, funcionan. Y por supuesto, felicitar a S. que, además de haber logrado terminar su primera media maratón, entero y a buen tiempo, so pretexto de entrenar y mejorar su tiempo, me motiva a hacer más y mejores platos de pasta y patatas. lf.

Diario de viaje, día 3, Vigo o cómo consentir a un atleta antes de una competencia

El último día del viaje teníamos una difícil misión: descansar sin tener cuarto de hotel, pues al día siguiente, después del viaje de regreso, S. tendría que correr media maratón (¡En España maratón es femenino!) Así que aquí van los tips para consentir a sus atletas cercanos antes de una competencia:
1.- Manténgalos felizmente en la cama hasta las 12 del día (descansando, claro).
2.- Enriquezca su desayuno con algo altamente chocolatoso. Si está en España sugerimos la chocolatería Valor, si está en México olvídese del chocolate y opte por unos deliciosos chilaquiles.
3.- Llévelos a pasear por ahí para que aflojen los músculos, pero sin hacer mucho esfuerzo.
4.- Déles de comer verduritas y una deliciosa pasta italiana.
5.- Llévelos al cine pero por favor, que no sea una película doblada (nuestra elección de ayer, muy buena por cierto, fue la animación española Nocturna).
6.- Permítales un último café antes de las 6pm. pero que no sea doble.
7.- Den nuevo un paseo por una ruta distinta, nada de cañas.
8.- Deles de cenar algo con patatas que no estén fritas.
9.- No intente que se acuesten antes de la hora que acostumbran, tendrán insomnio y todo acabará en desastre.
10.- Cuando finalmente vayan a dormir, invente una porra graciosa que los obligue a doblarse de risa.
11.- Justo antes de la competencia, recuerde la porra pero sin decirla en público, no se trata de hacer el ridículo, solo de recordar que todo hay que hacerlo por puritito gusto y placer. lf.

Diario de viaje, día 2. Vigo, 201007


En mi comunicación, que era sobre la base de datos con la que manejo mis más de 50mil palabritas, no logré comunicación. Estudiantes jovensísimos a los que les hacía falta beber más café me miraban con sus ojos soñolientos, una sonreía como si yo estuviera contando chistes, pero agradecí que por lo menos su cara expresara algo. Luego pasó: la moderadora hizo un comentario y supe que todo había sido en vano. En pocas palabras, despreció a mi base, pero además creo que nadie entendió que justamente esa base, mi amado Mr. Know (que así se llama), es más que una caja para organizar mis datos, nadie comprendió que Mr. Know, si le preguntas, sabe contestarte cosas sobre los córpora, cosas que sin él -por muy lingüista erudito y experimentado que se sea- serían prácticamente imposibles de saber. Sentí una tristeza enorme y decidí no volver a intentar exponer una investigación de tres años en 20 minutos.

Para olvidar la tristeza huímos a Samil, una playa rodeada de pinos y con rocas pobladas de mejillones. Comimos pulpo a la gallega (¡hmmmmm!) y luego nos dedicamos, S. a correr un poco, y yo a meterme al mar y recoger pequeños tesoros. Antes de despedirnos del mar nos trepamos en una roca a ver tímidas olas. Y así de fácil volví a ser feliz. lf.

Diario de viaje, Vigo, día 1, 181007

Llego a Vigo hecha un manojo de nervios pero me dejo sorprender por todo: el acento dulcísimo del gallego, la amabilidad de su gente, y la verdura del paisaje que mezcla costa y pinos. La ciudad es enorme, gris y le da la espalda al mar, lo cual me entristece no sé muy bien por qué. El día se va en caminar por ahí, comer los mejores mejillones que pueda recordar, encontrar la universidad y ensayar lo que voy a presentar. Me sorprende estar tan nerviosa y me molesta ¿será que me he desacostumbrado a la gente? Me voy a la cama pensando que si leo lo que llevo nada malo puede pasar, pues está bien escrito. Duermo con mi presentación bajo la almohada. Duermo mal pero no recuerdo si soñé ni con qué. lf.

domingo, octubre 14, 2007

Trabajo y milagro

Trabajo incansablemente en la comunicación para el congreso en Vigo y en la tesis. A lo largo del día procuro un discurso sencillo y objetivo que explique como he comparado mis dos córpora con una base de datos, luego vuelvo a los archivos que contienen las palabras de mis alumnos... uno de estos días tuve que revisar y corregir las erradas morfológicamente de una tribu de más de 33,000 vocablos. Y aún así, después de tanto verlas, la carta que Viola le escribió a su madre preocupada por su salud, o en la que Shum Pei confieza el horror que el frío madrileño le provoca, me siguen provocando una punzada dolorosa en el centro del cuerpo. Esto no es ficción, no tiene una trama que empuje a seguir leyendo, sus descripciones son pocas y malas, y la poesía se revela, tímida, muchas veces disfrazada de error. He tenido el privilegio de asomarme a la vida de estas personas y me han regalado sus letras así, tan despreocupadas, para que yo las estudie y explique con ellas cómo se ordenan las palabras en nuestras cabezas. ¿Pero y lo otro dónde queda? En medio de la ciencia esta humanidad palpita y sobrevive, hundida en la objetividad acusa al recuerdo y a la reflexión. Entonces pienso que ese es el verdadero milagro de la lengua: que debajo de ella siga habiendo gente de verdad. lf.

jueves, octubre 11, 2007

Tres años en Castilla

La tarde amenaza lluvia. Él está afuera, corriendo, poseso con el sonido de la música que habita su cuerpo todo, dando zancadas cada vez más profundas en la tierra que empieza a mojarse, que al final de su trayecto será un blando recordatorio del diluvio. Yo pienso en él e imagino que cada paso de su carrera es una forma de liberación, una forma de poseer su propio cuerpo, y lo envidio como se envidia a una papaya por su jugoso perfume. Miro por la ventana una franja de luz blanquísima que parte las nubes en dos e ilumina la parte superior, sólo la parte superior del árbol frente a mi terraza, y aunque afuera el tráfico de las seis de la tarde se enfurece y ruge, yo soy toda silencio. Hace tres años a esta hora llegábamos por primera vez al pueblo con un par de mochilas en la espalda y las ganas de todo bien enraizadas en el pecho. Entonces no pensábamos que en tres años él estaría corriendo junto al río y yo mirando por la ventana un rayo de sol de otoño. Yo no imaginaba este blog, ni los garabujos a color, ni la privacidad de una casa propia con vecinos sordos, ni la medida de nuestra persistencia, ni los poemas que extraviados me han llegado, ni los grafitis transparentes en nuestros cuerpos, ni la luminosidad de todos los viajes. Esta tarde es una sonrisa atropellada por su propio gozo, pues si bien la saudade de México no se marcha (ni se marchará), estos tres años en Castilla no le envidian su jugo a una tuna. lf.

sábado, octubre 06, 2007

Saudade


Entre la Jornada con sus noticias como la de que agarraron al Tigre y la Reina del Pacífico, la lectura de Los Detectives Salvajes y Pocas palabras de Molotov al fondo (vean por favor la última línea de la pag. con la letra de la rola), siento una profunda melancolía por México. Algún europeo que no conozca mi país ni a ningún mexicano podría ir a ver esas noticias, leer la novela y oír la rola para luego decirme "¿Sientes melancolía por un país donde la primera plana del periódico es una narración surrealista de narcos (seguida de la aseveración del presidente de que "No habrá crisis"), que en la literatura se ve retratado con profunda desigualdad social, justicia inexistente etc. (pero con un profundo sentido poético y del humor) y cuyos músicos denuncian sin cesar que es un desastre?" "Un des-ma-dre" corregiría yo, asintiendo con la cabeza ( "ingue su a quien no le guste") y pidiendo un tequila doble. ¿Cómo explicarle a ese europeo hipotético que México es más de lo que puede leerse en los periódicos y la literatura, o verse en fotografías documentales o de turismo? ¿Cómo hacerle comprender que para nosotros es completamente normal ir a comer cualquier domingo unas truchas recién pescadas a las faldas de un volcán el alerta amarilla o que el maíz blanco es infinitamente más sabroso que el amarillo y dulce?

Al año de vivir en Castilla volvimos a México: su luz nos cerraba los ojos, todo nos parecía tan verde y exuberante que comprendimos que a los extranjeros les pareciera exótico. Al segundo año íbamos hambrientos y sedientos de chile, maíz, fruta y tequila, pero yo sobretodo de los antiguos afectos. Este año no hemos ido y no logro seguir las instrucciones de Quai Gon "Focus in the present, don't be mindful of the future at the expense of the moment". Pienso en México, en la suculenta estridencia de su ser natural, en mis padres construyendo su casa, en mi abuelo ahora solo, y me debato entre el deseo de volver y el miedo de reenfrentarme a su caos. Es absurdo, faltan 9 meses para volver (y parir la tesis ja) y aquí tengo una vida bien chingona, pero los afectos son así, se alborotan con cualquier cosa y aunque uno tenga o quiera tener alma de nómada esgrimiendo el argumento de que por sus venas corre sangre de marinero, la tierra llama.

Tengo que acabar de leer ese jijo libro pronto, conseguir una lata de chipotles ya, y pasar un día enterito de museos en Madrí, que la sobredosis de arte lo nutre y adormece todo... ah, se me olvidaba, también tengo que acabar la tesis, jaja. lf.

viernes, octubre 05, 2007

Alicia al acecho


A veces, las cosas, ciertos textos, algunos personajes, insisten. La primera vez ocurren y pueden o no llamar nuestra atención, puede parecer que su existencia es normal, que era su momento y luego sencillamente pasar. La segunda vez sin embargo suelen venir con un séquito discreto de asombro y uno ya no tiene la certeza de si esas cosas suceden y regresan a nosotros por vida propia, o si somos nosotros quienes las buscamos.

Nunca ví la película de Alicia en el País de las Maravillas de Disney, al menos nunca completa. Entre los libros enviados por mis abuelos estadounidenses para cada cumpleaños, ella aparecía en alguna antología, en referencias versificadas, en versiones simplificadas. La leí por primera vez en el primer año de universidad y en español. No me pareció que fuese un libro para niños. Me dio miedo. Luego en los talleres y conversaciones con los amigos Alicia fue adquiriendo textura de leyenda hasta que la frontera entre lo que se decía de ella y lo que yo había leído se borró. Dejó de ser la Alicia del libro y pasó a ser la Alicia de mis amigos poetas y filósofos, la musa menor de edad que daba sentido y explicación a todos sus discursos. Nunca la olvidé porque Alicia es de esas mujeres que no se olvidan, pero dejó de importarme, al menos hasta hace un par de semanas que entré a una librería (haciendo caso omiso a nuestro estado de quiebra) y vi el libro, quieto y fino entre otras ediciones comentadas, explicadas, desmenuzadas hasta el más mínimo detalle. Este ejemplar en cambio era sencillamente él: la historia y punto por sólo tres euros y medio, en inglés, con las ilustraciones originales, con el discurso del ratón en río perdedizo al margen de la página.

Lo traje a casa. Descansó junto con Pálido Fuego y Názim Hikmet en la pila de libros que han inhabilitado el uso estereo, hasta hace un rato... cada año en este pueblo hacen una feria medieval. Hay puestos de todo: artesanías, joyería, comida y especias de todo tipo, una sección con jaulas y animales de granja, y otra hoy descubierta, con aves de caza. Para atraer a la gente para que vea los búhos, halcones y demás, un hombre camina por ahí y deja un águila en el techo de cualquier puesto, luego se aleja y la llama. El águila lo miraba atenta, nosotros la mirábamos a ella, él la llamó y ella dio un par de fuertes alazos y se deslizó a escasos centímetros de mi cabeza. Seguro que ella se divierte cuando todos nos agachamos en un reflejo por salvar nuestras orejas de sus garras. Entonces volvió ella con su recuerdo. Más bien el conejo con su chaleco y su reloj ¿por qué no se preocupaba por aves predadoras en vez de preocuparse por llegar tarde? Claro, porque era un conejo con chaleco y reloj.

Cenamos, regresamos a casa. Vuelta al trabajo ¡vuelta! y pongo un álbum al azar. Va bien mi base de datos (ya acabé con las tablas), establezco diferencias en los campos, tengo claro qué información tengo que importar y cómo, hasta que su voz ronca y juguetona rompe a gritos "¡Kommienezuspadt!" una y otra vez. Era la primera vez que oía la canción pero lo tuve claro: el conejo corre y grita y anda... acabo por rendirme, dejo la base de datos y saco el libro. Leo los primeros versos, necesito leerlo en voz alta, oírlos resonar en la habitación como un conjuro:

Imperious Prima flashes forth
Her edict 'to beguin it'-
In gentler tone Secunda hopes
'There will be nonsense in it!'-
While Tertia interrupts the tale
'Not more than once a minute'.

Y entonces río. Alicia está al acecho con su absurdo bajo el brazo. Será un regalo del otoño. Sin embargo me niego a ponerme un vestido azul, acaso algún chaleco para bailar. lf.

lunes, octubre 01, 2007

Ansiedad.


La ilusión del conocimiento me provoca ansiedad. Es un proceso doloroso en el que voy de la inmobilidad casi absoluta, de la imposibilidad de escribir dos palabras coherentes, al arranque frenético de arremeter contra mis uñas, lavar los trastes, andar de un lado a otro de la casa sin poder tampoco escribir dos palabras coherentes. Hoy ni siquiera nadar me ha tranquilizado. En el azul pensamientos hilados pero desordenados: una maraña teórico-vivencial-práctica hacía de cada brazada un golpe violento sobre el agua. Dicen que al llegar a los 30 años dejamos de crear sinapsis. Me pregunto si la batalla en mi cabeza es un esfuerzo por crear cuantas sean posibles en este último tramo antes de llegar al temido número, si mis neuronas alocadas se mandan señales eléctricas juntando por igual lingüística y cocina, piñones y amor, desahucio y recuerdo. Me rindo ante su batalla. Bebo una copa de vino y escribo listas insulsas de ideas inconexas, traduzco mal y con calcos la teoría que ha de crearme un universo lingüístico. No importa. Confío en que la ansiedad acabará por cansarse y dejarme en paz, todos nos cansamos, y entonces tendré tiempo de reescribirlo todo, o tirarlo a la basura. lf.

domingo, septiembre 30, 2007

Siempre más


El tiempo, este fin de semana como una larga temporada reducida a tres actividades públicas y una privada; a saber, crear un universo formado de tablas con explicaciones y malabarismos sobre listas de palabras, juntarlas, combinarlas, separarlas. Enseñarles los bienes culturales del amor y el rechazo, la actividad magnética de los polos. Explicarles que su significado no es sólo literal sino metafórico y que el eco de sus voces retumba en otros universos como imágenes, sonidos, sueños, texturas. Hacerles saber que las letras que las encierran son su libertad. Todo eso en tablas.

La segunda actividad consiste en corregir interminablemente textos sobre lingüística aplicada, aclarar con signos de puntuación y acentos, adornar señalando cuadros amarillos y bolos romboides, crear la ilusión de que el conocimiento puede adquirirse con la lectura dosificada en una pantalla sin mencionar nunca la importancia de sentarse, sencillamente a pensar (ya no digamos a pensar en lo leído).

De estas dos labores de escritorio escapo a la piscina, al universo azul de su cuadrícula, al abrazo del agua y sus dulces corrientes. A veces, cuando llego temprano, me acogen a la vez el agua y una franja de sol que se rompre en burbujas diamantinas submarinas. Hoy por fin logré no detenerme, nadar de corrido cual si tuviera branquias, como si mi existencia se redujera al placer de carecer de gravedad, a avanzar, sólo avanzar en la transparencia...

De camino a casa la gente andando por un camino, deteniéndose, levantando cosas del suelo y retomando el paso. Nos pudo más la curiosidad que el hambre, y nos detuvimos a ver qué era: semillas diminutas ocultas entre las hojas. No pudimos abrirlas ahí mismo ni con uñas ni con piedras. En casa hemos por fin comprobado que son piñones... un camino arbolado de piñones, un camino sin dueño plagado de diminutas semillas, un andar de universo que sabe a tierra. ¿Por qué no puedo quitarme de la cabeza esa imagen de gente andando el camino y recogiendo diminutas semillas?

Cierra este fin de semana en sí mismo extendido con varias promesas: un modelo gravitacional que explique, como una carta astral, el origen, camino y destino de mis listas de palabras; el descanso mental en la unánime sugerencia parisina de Los Detectives Salvajes; la posibilidad de un nuevo nido de letras habitado por dulces, duraderos afectos; y un camino de tierra con gente recogiendo piñones, porque las cosas son siempre más. lf.

Piñeros de Pedrajas de San Esteban

jueves, septiembre 27, 2007

¡Tablas, tablas y más tablas!

Bebo lenta y sigilosamente mi café con leche. Me siento en mi escritorio y limpio cuidadosamente mi mac, tallando en la pantalla con mucho cuidado las diminutas manchas que comprueban que su dueña es una alérgica empedernida. La miro complacida, la enciendo, respondo los correos importantes (en realidad sólo tengo uno y es importante porque promete un antiguo pago), leo los blogs de los cuates y al terminar, con un suspiro me resigno: tengo que insertar y explicar las tablas con los nuevos datos ¡28 tablas señoras y señores que nos desvelarán el secreto del léxico disponible estable y flotante de las treinta y pico cabezas de mis exalumnos! Mi capítulo de tesis ¡el universo! no pueden seguir sin esas tablas en su lugar. Así que escribo esta entrada para darme fuerza y convencerme de la importancia de mi tarea. Me preparré una GRAN taza de té verde, y pasaré el resto del día haciendo tablas, tablas ¡y más tablas! lf.

miércoles, septiembre 26, 2007

El otoño en las piernas



En Madrí, como dice una amiga, uno pasa de un día para otro de los tirantes al jersey. Hoy me puse un vestidito que me compré para mi cumpleaños aunque fuera sólo para trabajar en la tesis (que hoy se ha portado rejega) y por la noche rapté a S. para tomarnos una caña en el bar de enfrente. Entonces lo sentí: una brisa ligera y helada, un rumor de aire pegándose en la piel tibia de quien sale de casa, era el era el otoño en mis piernas reclamando un escalofrío de bienvenida. Bebimos hablando de nuestras bases de datos, de las pequeñas victorias en la obtención de resultados, de la frustación de reconstruir una y otra vez el mismo capítulo. Pero el otoño se metía por la puerta y se recargaba en mi espalda, insistiendo en aquel recuerdo.

Yo no soy persona de verano. Detesto las pesadillas de las noches de más de 30 grados, el peso del cabello siempre sucio, sudar por el sólo hecho de existir. Contra toda la mercadotecnia, las faldas cortas, los cuerpos "danone" (como los llama mi profesor de yoga) y los comerciales de la playa, el verano no me parece sexy. A mí me gustan el frío y su caricia, las tazas de café o té caliente, el vino tinto pasado por fuego y con canela. De alguna manera la tibia resistencia de mi cuerpo al dominio del frío me recuerda que estoy viva, y todo es, como siempre, culpa de la infancia:

En el centro de México, a menos que uno viva en alguna sierra o en las alturas de un volcán, no nieva y llegar a los 0 grados es motivo de asombro y comentario. Sin embargo, a veces el frío extremo pasa, como aquella ocasión cuando cursaba el tercer grado, todavía en otoño pero ya con heladas. Habíamos llegado a regañadientes al salón y escribíamos sabe qué con las chamarras puestas cuando un profesor fue a llamar a la maestra, y así, de pronto y sin justificación, se interrumpió la clase y nos sacaron al jardín. Nos quejamos medio camino pero al llegar nos callamos: los pinos y arbolillos tenían las puntas de las hojas congeladas, de ellas colgaban extendidas gotas de hielo, aquello era un segundo de lluvia petrificado. Admiramos los reflejos y la fragilidad de nuestro bosque congelado, jugamos y nos reímos en ese paisaje y yo acabé por llevarme a la boca una hoja de pino con gota de hielo incluida. Desde entonces el otoño es anuncio de buenas nuevas, su frío inicial el recordatorio de una promesa y su caricia en las piernas la certeza de que la belleza es posible. lf.

domingo, septiembre 23, 2007

Admitiendo naturalezas II



Hoy ví Persona de Bergman y como sus películas son de las que te dejan la cabeza hecha un papalote, acabé por sentirme afortunada con las pocas pero duraderas amistades que me quedan y rememorando antiguas épocas.

A la Salamandra y Amalfi las conocí al mismo tiempo. Ellas eran ya muy amigas y poco a poco me admitieron en las largas tardes de café, en los libros de mano en mano. Luego de un tiempo Amalfi y yo vivimos en el mismo departamento junto con otra chica que tenía una serpiente tatuada en el pecho. No teníamos muebles, sólo un par de colchones y cajas en las que guardábamos nuestra ropa y libros. También teníamos un par de sillas y una parrilla eléctrica. Vivíamos en la cima del pueblo, dominábamos la vista de la ciudad y los montes, allí arriba era nuestro el refugio.

Nuestra vida cotidiana incluía la universidad, el café Dada y los conciertos de la orquesta los fines de semana. La gente con la que tratábamos solía pertenecer a una de dos clases: los jóvenes éramos todos aspirantes. Aspirante a poeta, a astrónomo, a músico, a filósofo, a matemático. Aspirante a amistad, aspirante a amante, aspirante a persona; nadie quería ser canalla. El otro grupo lo conformaban los adultos que, la mayoría de las veces, cargaba consigo un difícil pasado: un exilio, una vida de creación no reconocida, múltiples relaciones fracasadas. No sabíamos si ellos aspiraban o a qué. Pero eso no importaba allá arriba, en nuestro refugio.

A veces, por las tardes, Amalfi tocaba su viola atigrada y yo no podía sino caer dormida, arrullada por el dulce ir y venir de su arco. A ella le gustaba que yo pudiera dormir mientras estudiaba, decía que eso significaba que el sonido era armónico. Luego había largas tardes o noches y madrugadas de té y café. Hablábamos, mucho, muchísimo, de nosotras y lo que hacíamos, de otra gente, de cómo nuestros sentimientos nacían, evolucionaban y se nos iban de las manos, de cómo la vida es, se arma y se desarma. Nuestras naturalezas, que en un inicio se habían reconocido compatibles, forjaron una comprensión y entendimiento en el que la liberad era posible. Ella era de las pocas personas que conocía a S. y sostenía que su existencia era real, ella nos comprendía por igual a la Salamandra y a mí, ella con su viola atigrada era siempre un puerto seguro.

Pocas naturalezas he reconocido desde entonces ¿será que con los años nos volvemos miopes y no sabemos reconocerlas?¿será que aprendemos a ocultarnos y disfrazarnos mejor?

Va una saudade dedicada a ellas y una una alegría tempranera por el regreso de una amistad naciente que anda aventurera en Berlín. lf

sábado, septiembre 22, 2007

Admitiendo naturalezas

Toda aquella buena amistad que me haya visto con más de tres vinos encima y haya insistido en la conversación, conoce mi teoría sobre las naturalezas, concepto dulcemente sembrado por aquella amiga con nombre de costa italiana en los ratos de descanso de su viola atigrada. Para mi, la naturaleza de una persona está conformada por aquellas características innatas que nos persiguen a lo largo de la vida. Nuestro destino es lidiar con ella, y si algo no cambia a lo largo de los años en nosotros, es nuestra naturaleza. Con este concepto analizo y decoro mis relaciones y afectos, mis propias tendencias y decaimientos. Sin embargo hace un par de días ÓL vino a darle en la madre, elegante y graciosamente como siempre, a toda mi teoría con lo que él llamó en su blog "La frase del todo". Nunca estuvieron mejor reunidas todas las naturalezas en una misma frase, y hacía mucho que no recibía una invitación tan grata a reírme de mí misma, así que para empezar, aquí va la más limpia de las patas, el más inocente de mis alter egos (eso era un chiste). lf.

jueves, septiembre 20, 2007

De vuelta


La alegría del regreso está hecha de pequeñas cosas: las plantas vivas, una regadera que funciona siempre y bien, un par de mensajes no comerciales en el teléfono, la luz que entra por la persiana ya tarde de mañana, una cama que sabe siempre a dos. Luego viene una urgente visita al super (café, queso y gazpacho) y la vuelta a la rutina (tesis, corrección y nadar).
Si no hay muchos asuntos pendientes que nos obliguen a andar por la calle, pronto nos sumergimos en el vaivén doloroso de la filigrana tesística: preparar, procesar y analizar datos; describirlos, no, tacharlos; describirlos clara y objetivamente; revisarlos ¡si fuera posible la belleza! pero no, mi tesis son listas y listas de palabras. Alguna vez alguien me dijo que escribir una tesis era algo así como hacer un intento de ensayo. En mi caso no hay nada más lejos de la realidad: la lingüística aplicada es una ciencia seria que requiere de hipótesis, pruebas y argumentos. El "ensayo", en su sentido más literal, no está permitido: se requiere de resultados hechos y derechos, no de ensayos, esos son los que hago yo ahora, uno tras otro para llegar por fin a un resultado no sólo presentable (presentar se puede cualquier cosa) sino defendible.
Cuentan que Hugo Hiriart en cierta clase que impartía hace años en México, decía que las cosas están bien escritas cuando parecen obvias. Lo mismo se aplica a mis datos: cuando están listos son transparentes y parece como si hubieran crecido por si solos en cualquier jardín llovido del centro de México. Todo el trabajo que hay detrás, todos los fallos de cálculo, los errores de edición, ensayo tras ensayo de una y otra variable juntas y separadas, se esconden de la vista para dar lugar a un resultado final que parece sencillísimo: listitas de palabras.
Las miro de arriba a abajo: esas son las palabras que habitaban, por orden de disponibilidad, las cabezas de una treintena de estudiantes extranjeros en Alcalá a principios del siglo XXI. Ni siquiera son cosas, ni ideas, sólo palabritas sueltas, mal escritas, deformes, rudos sonidos haciendo eco en una grafía que mezcla idiomas y culturas. Pobres huérfanas mías. Nadie las quería, a nadie le importaban y puede que a nadie más vuelva a importarle, pero ahora son mías y tienen en mi memoria resguardo.
En realidad en eso consiste la alegría del regreso: en volver a lo amado que no te acompañó en el viaje, incluso cuando no sepas que lo amas hasta que de nuevo lo encuentras y sonríes. lf.

martes, septiembre 18, 2007

Diario de viaje, día 5: Kaiserberg, y 6º Ginebra-Madrid



El día 5º de viaje pasamos por un pueblito llamado Kaiserberg: lugar de cuento con río, casitas con techo de dos aguas, muchas florecitas, calles de piedritas, todo rodeado de viñedos. Si fuera Heidi me gustaría vivir ahí, pero no soy, ya fui a la ciudad y me dio hambre de mundo, así que no nos quedamos a vivir en el pueblito pintoresco y reatravesamos en tren los alpes suizos.

Llegamos a Ginebra de noche y no me arrepentí de no haber comprado vinos por ahí después de ver los dos hostales llenos y como 10 hoteles más (incluidos los de la zona roja). Como no hay nada peor que no preguntar, entramos en un Best Western y ahí nos dijeron que sólo les quedaba una suit de 5oo fs. pero que como ya era de noche nos la dejaban en 300, pero como nos la pensamos, perdimos nuestra oportunidad de quedarnos en una suit de lujo en Ginebra. En cambio encontramos un hotelito completamente surrealista a un par de cuadras del lago: Había que llegar al primer piso, subir por un antiguo elevador de reja que, en tanto abría sus puertas dejaba entrar un olor embriagante a flor de liz. Tras el escritorio, una señora grande de pelo rojo y ojo bizco nos miraba inquisitivamente protegida por un ejército de animales de peluche estratégicamente colocados en toda la recepción. El piso era de madera y tronaba, la habitación estaba vieja y olía a naftalina pero estaba limpia y las almohadas, para nuestra sorpresa, eran cuadradas y de pluma. Aquel lugar era una rara mezcla que ilustraba bien cierta decadencia perceptible en la ciudad sólo mientras la noche se alarga y desenhebra en ruidos y luces insistentes y artificiales.

A la mañana siguiente no visitamos museos, fuimos a la catedral y deambulamos por ahí hasta la casa de Borges.

Mi resentimiento social creció, se cansó y se echó a dormir de ver tanto coche deportivo, tantas joyerías con piezas hermosas y pensaba yo, imposibles de usar, para luego encontrarlas en deliciosas blancas gargantas paseándose por ahí como si buscaran un vampiro que las desangrara.


Me cansé de ver tanto banco, tanto reloj y tienda de marca, pero antes de irme me topé con un hombre viejo cuya intimidad no pude respetar:

Sentado tras su ventana, leía y escribía, consultaba, iba y volvía. Parecía absorto y yo imaginaba que estaba contento con lo que hacía. Pensé en el privilegio de los años, de hacer cosas, de ser sencillamente feliz con lo que uno hace. Tiré mi resentimiento social al lago, tomé un café frente a la ventana tratando de imaginar a qué se dedicaba la gente en vez de ver sus disfraces, y finalmente, me sentí feliz también de volver a casa. lf.

lunes, septiembre 17, 2007

Diario de viaje, día 4: Colmar, o la vuelta al S. XVI

Terminado el congreso de S. en Besançon, nos dirigimos a otro pequeño pueblo llamado Colmar. Arrastramos las mochilas por todo el pueblo hasta encontrar un hotel pagable y luego salimos a pasear. Con un helado suizo -que sabía a nutella sin chocolate- calmando el hambre, nos encontramos frente al Unterlinden Museum, y como nos habían advertido que no debíamos perdernos cierto retablo que ahí se escondía, mordisqueamos nuestro cono y nos internamos en sus paredes. No fue necesario llegar al retablo para sorprendernos: altas esculturas de piedra con hombres sin nombre, pinturas de la vida de Cristo pobladas por mujeres bizcas y verdugos verdaderamente sádicos, y los arcos de edificio a media tarde eran ya suficiente para hacer memorable la visita.

El retablo, del S. XVI, es conocido como Isenheim Altarpiece, de Grünewald (Matthias von Aschaffenburg). Es un retablo múltiple con puertas para mostrar distintas obras en distintas fiestas del año litúrgico. Dos cosas me llamaron la atención: el derroche de luminosidad / oscuridad y fantasía en los ángeles y demonios, y el cuerpo flagelado de Cristo. De los ángeles y demonios diré que son mejores que casi cualquier cómic que haya visto (aquí se reciben sugerencias de lectura); que en su estática fragilidad transmiten la solemnidad y crudeza del momento que ilustran; que la religiosidad católica de nuestra época, si no del todo excenta de fantasía, sí bien encorsetada en lo representable y no, parece demasiado racional y un tanto vacía ante estas creaturas.




De Jesús, crucificado y lamentado, sólo puedo decir que nunca ví representación tan dolorosa: nunca antes una piel más muerta, un cuerpo drenado de forma más violenta. Las reproducciones del retablo no son fieles al color y turgencia de la piel, al halo violáceo al rededor de cada herida. Nunca ví un dios más muerto y más humano que éste.





Lo que cada quien ve en lo otro es siempre distinto e intransferible. El retablo de Isenheim me resucitó un deseo de fantasía, su Cristo, otra comprensión de lo que lo humano cree divino, la fe de otra época... sin embargo estas palabras no expresan con fidelidad lo que ese retablo ha provocado en mí antes del raciocinio y las palabras, antes de saber "yo no soy ese cuadro". lf.

domingo, septiembre 16, 2007

Diario de viaje: durante las vacaciones olvídate del correo, o suicidio patético

Había logrado salir de mi pequeña rutina, desayunar cuernitos rellenos de almendra en el salón de té, caminar a solas por la ciudad, con la cámara en mano y los libros que no leería en el bolso (que por cierto me tijerearon sin éxito...), entretenerme viendo a los patos sumergir su verde cabeza en el agua del río y luego alejarse dando eficaces patadas de pato. Y entonces se me ocurrió revisar el correo: del trabajo de meses se me llamaba la atención por no haber hecho algo que yo no sabía que tenía que hacer (debía habérmelo imaginado, supongo), y del que sí había hecho habían ido a dar justo dónde, lo admito, metí la pata. Durante meses nadie ve tu trabajo y cuando lo ven ¡zaz! caen justo donde la regaste. Como dicen los españoles ¿no te jode? Pues a mí sí, y se me aguó la noche y el sueño y parte de la mañana hasta que mandé a todo a recordar a su mamasita y me puse a reír con la creación de la siguiente auto-burla:

Test de personalidad y sugerencias laborales

Le corrigen ciertas cosas sobre su trabajo. Ud. reacciona sintiéndo:

A. "Me vale madres", incluso ríe de sí mismo o de sus superiores y olvida el episodio.


B. "Joer", le preocupa un poco, corrige el error, presta atención para no volverlo a cometer, y olvida el episodio.

C. "¡Joer, joer, joer!", le sienta fatal, corrige el error pero piensa que todo su trabajo es un asco, que debe renunciar y luego suicidarse.

D. Todas las anteriores.

Si Ud. respondió:


A. Es un irresponsable y le vale madres lo que le diga, así que dedíquese a lo que mejor le parezca.


B. ¡Considérese afortunado! Es Ud. una persona responsable y emocionalmente equilibrada que puede integrarse exitosamente al mundo laboral en el sector que Ud. elija.


C. Es Ud. un obsesivo-compulsivo-depresivo. Le sugerimos se convierta en artista de algún tipo -los síntomas están socialmente aceptados-, comediante -a ver si aprende a reírse de sí mismo-, monje asceta -para alejarse del mundo y alcanzar la iluminación-, o programador -no hacen falta explicaciones-.

D. Tiene Ud. un serio problema de personalidad, intente ser actor.


A que no saben qué letra respondí yo. Jajajaja. lf.


sábado, septiembre 15, 2007

Diario de viaje, día 3: Besançon, resentimiento social, o la crema de mis tacos


Pero no me lo tomen a mal, los franceces me caen rebien y siempre me trataron muy amablemente, además todo mi resentimiento social desaparecía mientras me comía alguno de sus muchos quesos, terrinas o patés, así de débil es el espíritu. Hablando de eso, que hoy es 15, yo por lo menos voy a ir de cañas y luego prepararé -no se burlen los que están en México- un recuerdo de chilaquiles hechos con doritos. Sí, a esos extremos llegamos... así que aquí va mi grito: "¡Échense unos tamalitos verdes a nuestra salud y un par de buenos tequilas reposados!" lf.

viernes, septiembre 14, 2007

Proteínas y medallas


Interrumpimos este diario de viaje para hacer una felicitación pública a Lenin Domínguez por haber recibido la medalla al mérito universitario Alfonso Caso. Soy incapaz de describir el trabajo que Lenin hace, pero para que se den una idea, puedo contar que predice científicamente el comportamiento de proteínas en contacto o en distintos contextos y que, además, es capaz de cristalizar algunas de ellas (si me equivoco ya me corregirá en un comentario :)). La medalla se la dieron, en palabras metafóricas suyas, por hacer algo así como tomarle las medidas a una proteína: su altura, su cintura, largo de brazos y piernas, creo que es una proteína que corre rapidísimo. Con él y la Invención de Morel, aprendí a fuerza de cenas en las que se hablaba de células de corazón, mitocondrias, proteína ATP y óvulos unicelulares de rana (estos últimos pude verlos, anaranjados y hermosos como un sol de negro corazón) que la ciencia se parece mucho a la magia, y que acaso requiera más entrega y fe, que cualquier otra labor. Besos y abrazos, felicidades Lenin. lf.

miércoles, septiembre 12, 2007

Diario de viaje, día 2, Besançon por la tarde: excesivo bienestar


Las ideas subversivas nacieron a partir de la siguiente pregunta sobre el pueblito francés ¿qué da esta impresión de excesivo bienestar?

1. Pobreza no se veía: ninguno de los mendigos a la vista estaba delgado, ni enfermo, ni sucio, ni jodido visiblemente de ninguna manera, lo cual rompe con mi concepto de "mendigo". "Mendigar" parecía una libre elección y no una necesidad, parecían a un paso de convertirse en hippie de la zona, con rastas, ropa marca Espirit arrugada (es decir, prét a porter) junto con algun fino trapo de la India o África, y piercing o tatuaje. Quizá se hayan resistido por la edad, ya estaban un poco rucos para ese "look".

2. Extra limpieza: todo está muy pero muy limpio y lo que es viejo está reformado o bien cuidado. Como casi todo está así, si hay alguna esquina sucia o cayéndose, en vez de afear, parece pintoresca.

3. Estatus: elegante. No basta con que no haya pobreza y todo esté limpio, tengo un prejuicio estético, social etc. inculcado a base sabe dios de qué tanto, de manera que las cosas europeas por sencillas que sean, digamos una tetera en vez de un pocillo, me parece elegante y de buen gusto. En este punto de la reflexión comencé a sentir asco.

S. dijo que esta teoría fallaba porque a los propios franceses el mismo contexto les produce también una sensación de bienestar (sin el valor añadido que a mí me enseñaron de "eso es lo bonito"), pero yo creo que eso es porque creen que ellos y todo lo propio, son la neta del planeta, y aquí pensé en siglos y siglos de conquista militar, económica y cultural.

En ese momento dejé de sentir admiración, me sentí avergonzada de ellos y de mí sin saber muy bien por qué o de qué, y finalmente nació en mí una sensación de amor-odio que hemos denominado "resentimiento social". lf.

Diario de viaje, día 2: Besançon por la mañana.


Mientras S. asiste a un coloquio de antiguas literaturas, yo vago por la ciudad cargando en el bolso un paraguas y un libro de morfología del español. Al cabo de mediodía la pequeña ciudad se transforma en un elegante cuchillo para matar el anonimato. En un café, donde reina el silencio -silencio que viniendo de España me sabe a cielo- soy interrogada por un par de desconocidos sobre mi origen y propósito en ese lugar. Me acabo el té viendo las fotografías pegadas en las paredes: gente negra de todas las edades, vestida de hermosos colores, con miradas profundas, viviendo en la pobreza. "Tres jolie" dicen todos al verlas... escapo de sus palabras, de las blancas tazas y pulidas mesas como si de la Reina de Corazones decapitadora de cabezas, huyera. Ando a solas, sin S. para compartir lo que me llama la atención -todo es taaan bonito- para reír del mundo -todo está taaaan bien- y de nosotros -¿qué hay de malo con el bienestar?-. No hay un monólogo interno, soy sólo pasos y mirada, pasos y mirada. Para la hora de la comida, que ahí es a las 12, he recorrido todo el pueblo, no he abierto el libro de morfología y ya han anidado en mí pensamientos subversivos. lf.