sábado, enero 03, 2009

Mesa 2009


Y ya es el 2009. Lo empiezo, en términos médicos, con amígdalas "despulidas", lo cual se traduce a un estado permanente de moqueo, tos y lagrimeo. Me sobrepongo a mi cuerpo y veo que no tengo propósitos para este año, sólo andar y permanecer, cocinar otra vez y hallar un sitio para la poesía. Este es el año de mi posdoc. Lo pienso y no tengo muy claro lo que significa para mi en términos académicos. Me vienen palabras a la cabeza: un reto mayor, una oportunidad de hacer investigación en la UNAM, otro juego de palabras, completar todos los grados posibles de educación (aunque sea más por necesidad que por otra cosa), investigar por puro gusto sin tener a Tesis torturando mi sueño cada noche y con suerte armar un grupo de trabajo. Como siempre y como bien advirte Hiriart en Galaor, no comprendo cabalmente todas las consecuencias de mis actos. Me cuesta trabajo admitirlo: tengo miedo de mi propio proyecto, así que rapto a S. del regreso a su trabajo y lo llevo en busca de una mesa de trabajo firme y hermosa. Un buen soporte físico es siempre un buen soporte moral, además hay pocas cosas más hermosas que una buena mesa de madera. Además tengo un calentador nuevo y también una tetera preciosa, todos augurios y promesas de buen trabajo, ahora solo falta acomodarme y empezar. Sí. Es una buena noche para empezar. lf.

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