lunes, noviembre 12, 2007

Sed


Nos movemos en el mundo como si a él perteneciéramos. Vamos somnolientos por las calles, haciendo lo que todo el mundo, construyendo algo que suelen llamar vida. Luego, de pronto, los acontecimientos, la gente, un objeto, o lo que sucede y no se puede tocar ni recordar plenamente, nos sorprende. Sentimos desde la más delirante alegría, hasta la decepción más asquerosa, el cuerpo en sí mismo quebrado o regocijante, la mente llena palabras, el todo construyéndose segundo a segundo. Entonces sabemos que no pertenecemos al mundo, que habrá siempre un sesgo en la realidad, una dulce sed creadora. lf.

1 comentario:

Anónimo dijo...

desencatado de no haberme conocido por el dia de hoy