sábado, diciembre 27, 2008

Primera navidad en la casa de la fe

y pasaron las navidades, y la casa de la fe es más mía: nos vamos conociendo los silencios, el despertar lleno de luz viendo la esquina blanca del techo, el ataredecer enrojeciendo el inacabado piso de arriba, la quietud de las horas intermedias de nuestro paso... La Kiara, que en felino encanto me ha ganado el puesto de reina en casa, volvió a meterse en mis cajones, a cazar mis pasos y a dormir en mis piernas; los conciertos nocturnos del Branco ya no perturban mi sueño y a S. le hacen soñar con un perro que cambia de color. Esa casa nueva, tan hecha de los deseos de mis padres, se va volviendo también nuestra. Además de embriagarnos de familia, comprobar la creciente sordera de mi padre y la graciosa paciencia de mi madre, y de volver a pelear -cual debe de ser- con mi hermano adoptivo F., tengo la esperanza de haber inculcado el gusanito de la lectura en las meninas, de haber hecho felices un par de panzas y de haber dejado un poco de recalentado listo, pa' la mesa y los corazones.... puf! ¡qué cursi! Y así pasó nuestra primera navidad en la casa de la fe.
P.D. Y creo que S. salió ganón porque le celebramos el cumpleaños como tres veces ;)

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