sábado, mayo 09, 2009

Heat


Durante la tarde el sol pega contra el vidrio como si quisiera fundirlo. La luz se agolpa sobre los muebles: roe el algodón blanco de los sillones, chupa de la madera su última humedad. Los amantes duermen desnudos en la habitación más oscura. El sol no llega a la punta de sus pies, pero el calor hace de su sueño un desierto, la piel curtida, los ojos llorosos, la boca un pozo de arena que busca otro pozo de arena. Los dedos extendidos, el reconocimiento de una sal que no es propia y que alimenta, un calor que funde a otro calor para que no se perpetúe la tarde. Cae el sol y los amantes salen. Ahora se puede soñar sin desierto.

No hay comentarios.: