martes, noviembre 14, 2006

Léase con tono sarcástico por favor.

Díganme que es el invierno. El p*&%! invierno, digo, el otoño. Siento que nada avanza: transcribo textos interminables con horrores lingüísticos que sé que en algún momento se convertirán en las bases de mi tesis, pero no siento que esos golpes en el teclado sirvan para nada; tengo sueños de los que no recuerdo mas que la angustia; estudio portugués con devoción y la maestra nos repite, cada clase, que los dos semestres anteriores no sirvieron de nada y que deberíamos estar en básico (valiente lingüista); intento inútilmente arreglar el departamento sólo para ver que a los 5 min. me las he arreglado para desordenar otra vez
t o d a la casa y, como cuando era adolescente mi padre me convencía de ordenar mi recámara diciendo que el desorden de mi espacio vital era reflejo de mi desorden mental, acomodo las plumas de colores dentro de mi estuche en orden prismático para sentir que al menos un espacio diminuto y hermoso no se me ha desacomodado en la cabeza. Me consuelo pensando que a las rachas de angustia siempre siguen aquellas de creación e iluminación. Además mi revista mensual "Gato y cerebro", perdón "Mente y cerebro" dice, con fundamento científico, que los grandes descubrimientos se gestan durante largos periodos en las cabezas de los insistentes, así que espero que mi cabeza insista aunque no me lo haga saber concientemente... me niego a seguir con esto. Me voy al blog de Javi a releer sus aventuras en Berlín para ser feliz en tono alemán, para vivir en ese mundo paralelo donde no todos vamos como moscas a los cuadros llenos de luz, sino a aquellos medio ocultos que se revelan a la vuelta del sueño.lf.

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