lunes, octubre 27, 2008

Papel de china


El día está nublado y sobre nosotros cae un frío calado, como los papeles picados de las ofrendas que están siempre un poco llenas de vacío. Deambulo de trabajo en trabajo y en todas partes me recibe el aroma meloso del cempazúchitl. Me siento en un jardín de Ciudad Universitaria deseando que el cielo no se me caiga a pedazos, arropándome en una chamarra vieja que huele al clóset húmedo de años pasados. Veo a los estudiantes pasar y saboreo esta incertidumbre involuntariamente prolongada. Me observo una cortada en el dedo medio que no sé cómo ni cuándo me hice y hago oídos sordos a las exigencias de mi contexto: pensar, planear, hacer y trabajar todo para el futuro porque he pasado de ser una joven promesa a ser una no tan joven pobreza. Y pareciera que no me importaran las cosas, que el ritmo y los pasos establecidos no me sirven de guía ¿Quién me asegura el amanecer de mañana? ¿Con qué certeza me veo esta hendidura en el dedo medio y me digo "No moriré"? Y es en esta incertidumbre que no hay mañana, sólo el ahora con el cielo a punto de caerse a pedazos y este frío caladito de papel de china.
lf.

PD. Imagen original de http://www.flickr.com/photos/9382721@N06/877030287/

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