miércoles, octubre 08, 2008

Y a la maestra... su paleta


El cielo se desmorona el diminutas gotas blancas. La luz gris prevalece sobre sobre mis días, sobre el trayecto desde periférico hasta Insurgentes y sobre el paisaje que veo desde la ventana del salón. Tengo poco tiempo para escribir blogs. Mis días están dedicados a la docencia presencial y mis noches a la virtual... a menos de tres meses de la vuelta tengo por ahí de 80 alumnos. Había olvidado lo extraño que es ser parte de un mundo con tanta gente, con tantos ojos y oídos atentos. Se supone que yo debo evaluarlos, pero son ellos quienes me evalúan: ayer 3 de ellos me dijeron que me veía cansada y una me regaló una paleta de cajeta coronado. Me sentí a la vez halagada por tanta atención pero también un poco expuesta, como si de pronto mi humanidad quedara en evidencia. Me eché la paleta entre los dientes, sentí como el azúcar se diluía en mi saliva y llenaba mi boca, como el caramelo se reblandecía, ví a mis chicos responder atentísimos su examen, sonriendo cuando se encontraban con mis ojos... tengo poco tiempo para escribir, pero no importa, tiene sus ratos dulces esta humanidad. lf.

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