lunes, febrero 25, 2008

Bigotes


Después de tres años y medio de doctorado y una semana cardíaca de evaluación de datos y reescritura, hoy llevé a Tesis con mi tutora. Antes de salir le dimos cientos de recomendaciones: yo le pedí que no fuera imprudente, que se comportara como demonio civilizado y que por el amor de Dios no se le ocurriera jugar a las escondidas. S. le enseñó el arte de la expresión clara y elegante, y le recordó que no debía tutearla ni soltar majaderías. Justo antes de salir, le pedí que se quedara quieta para cortarle los bigotes. Fue imposible: echó a volar con sus alas murciégalas de forma que no pude alcanzarla. Cuando me vio a punto de llorar de rabia bajó, se sentó a mi lado y me dijo "¿Qué no te das cuenta de que estos bigotes son míos?" "Pero a lo mejor no le gustan mi tutora" repliqué angustiada. Tesis se rió, y con un gesto más propio de un hermano mayor que de una creación joven, me susurró "¿No te has dado cuenta? Nosotros ya no hacemos cosas para que a la gente le gusten" y entonces se levantó y me abrió la puerta.
lf.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Te falto la escalera chica...

Pa llegar al cielo...

:-)

Anónimo dijo...

...

La miel como sabia amarga, se empezo a derramar