viernes, agosto 11, 2006

Luna Cornea: maravilla y circo

Ayer fue el primer dia que pasamos, enterito, en el D.F. El único plan era ver a los amigos y dejar que esta ciudad, caótica, caprichosa y hermosa, hilara como en los viejos tiempos nuestro destino. Así acabamos a las 4 de la tarde en el Circo Atayde Hermanos (circoatayde.com) para asistir no sólo a la función, sino a la presentación del número 29, titulado "Maravilla", de la revista mexicana de fotografía Luna Córnea (http://www.cnca.gob.mx/cnca/centroim/lunac.htm) que dedicó ese número al circo. Dicho sea de una vez: la revista está preciosa y nos ofrece múltiples miradas a las personas que dedican su vida a la vida circence. Ayer fue la tercera vez que asistí al circo. De la primera recuerdo que iba de chaperona con una tía, que el circo tenía tres pistas y que en vez de impresionarme los actos con animales, me entristecieron. La segunda vez fue hace un par de años: se trataba de un circo chino sin animales en el que me entristeció ver que, a pesar de la calidad de sus acróbatas y artistas, el circo todo era viejo y decadente, al grado de que a media función se fue la luz y una chispa inició un pequeño incendio del que todos salimos ilesos. La experiencia de ayer fue totalmente distinta: la función estaba en parte dedicada a la Luna Córnea que había enfocado la mirada en recoger y dar a conocer una brillante recopilación de fotografías que muestran tanto aquellos instantes en los que los artistas del circo crean la maravilla, como aquellos más íntimos, sin el aplauso o la carpa, sencillamente en su vida cotidiana. La función toda fue asombro, grito y aplauso, pero lo que más me gustó fueron los acróbatas: cuerpos hábiles, hermosos, gráciles y fuertes dedicados a la danza de lo imposible, como el Dúo Marinof de Rumania, que sabe dios a cuántos metros altura, llevó a cabo el baile más temerario que he visto. Fue una tarde espléndida en la que el asombro nos tomó desprevenidos, nos arrebató la edad y nos hizo felices.lf.

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