jueves, mayo 15, 2008

Y ahora el sueño.

Sueño por dos. Ahora estamos siempre los dos y mis ojos son sus ojos, y sus manos son mis manos, y no nos hablamos, sólo volteamos a mirarnos. Las noches se nos van llenando de antiguos, duraderos afectos: Carlo atizando el fuego en una olla de barro, Lenin comentando películas, Pau sonriendo en un sillón, y los espacios son claroscuros, y estamos cómodos y tranquilos los unos con los otros, quizá porque sabemos que tras los gestos y los silencios hay una vida privada que no es necesario explicar. Infancias y techos compartidos... y ahora el sueño. lf.

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