sábado, abril 28, 2007

26 de abril de 2007. Destino: la voz


"La música es un mar que parece que no se mueve, pero se mueve siempre" Fratelli Mancuso

En el café de la mañana se discute cómo nuestra sociedad va otorgando y enseñando el valor que tienen las manifestaciones culturales, y cómo esta "educación" condiciona nuestra percepción. Tan sólo horas más tarde, dos sicilianos que serían los más discretos del mundo de no tener una mirada intensa y perturbadora, nos hablan sobre "el canto de la carretera siciliano" y nos explican que en él, lo más importante no es la belleza de la voz o la técnica del canto, sino la improvisación de los versos y la intensidad de su ejecución. Un poco después nos advierten que su canto, extraído de contexto, puede parecernos primitivo. Se abrazan, cierran los ojos, y el silencio se quiebra con una polifonía sumamente gutural, intensa, fuerte. Los tonos de sus voces me son ajenos, no figuran en mi “repertorio cultural”, no entiendo lo que dicen, no tengo idea de qué es lo que estoy oyendo y, sin embargo, más allá de mi cabeza y mi cultura, sus voces resuenan en mi pecho. Yo toda soy mi pecho que vibra con sus voces, soy sus voces, y mi alma encuentra una existencia insospechada e inaudita. La interpretación acaba con una explosión de aplausos, hay quien tiene el rostro enrojecido, quien disimula la euforia, quien vuelve de inmediato al movimiento y a la palabra... Escribo de noche, con sus voces resonando todavía en mi pecho, preguntándome cómo pueden haberme dejado el alma tan descubierta. lf.

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