miércoles, marzo 26, 2008

Velada de las aves


Sucedía en la madrugada, todo quieto e iluminado por la claridad de la noche: un paraje amplio y deshabitado. Las aves estaban en un tren, no sé si dentro o fuera de un vagón. No sé si quieto o en movimiento. Sé que esperaban algo del horizonte. Quietas, todo su ser atento, aguardaban que de la noche, allá, en la distancia, emergiera su propia voz. Esa, la voz que ellas no podían emitir, la que venía de otro sitio, era una especie de alba, una forma de resurección, y sin embargo se escondía en lo remoto, en el horizonte, fuera de su alcance. Una vez que la escucharan todo sería posible: el vuelo, la somnolencia, la caída en picada, la libertad. lf.

No hay comentarios.: