domingo, junio 03, 2007

Le Salamandra


Mi Salamandra gime de lejos, yo la oigo lamentarse quedito, en la noche, cuando se mete entre las sábanas y nadie, ni siquiera el Sr. Numerito la oye. Mi Salamandra tiene un dilema existencial como todo ser propio de dos mundos: se pregunta si es posible sobrevivir en ambos, ser buena en ambos, ser feliz en ambos. Su coranzoncito tiembla y se repliega sobre el quieto y dedicado amor que siente por la partícula "le", por todas sus variantes semánticas y contextos, por las promesas que le susurra a nombre de hablantes nativos y leístas. Luego un parpadeo le vuelca el corazón violentamente, porque su otro amor se brinca las reglas, las variantes y los contextos para crear con todo ese desorden un verso que explique cómo se le ha volcado el corazón, el miedo de que se cayera hasta las patitas traseras y luego no pudiera escalar de nuevo a su lugar. Mi Salamandra no sabe que no debe llorar ni sufrir por ese dilema existencial porque aunque le gusta ponerse al sol, al verse al espejo nunca se ha dado cuenta de que es una Salamandra y que lleva viviendo la vida toda entre dos mundos, que esa es su naturaleza y que, al menos en esos dos mundos, los "les" saldrán bien. lf.
P.D. Fotografía original (sin letras) de Edwin Bont

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