viernes, diciembre 28, 2007

Diario de viaje, día 2: Oviedo


Luego de caminar por la playa y correr hacia el mirador, nos trepamos a un autobús y llegamos a Oviedo. M. nos mostró las bellezas del prerrománico, nos llevó a comer fígaros ¡perdón! ¡bígaros! (que son unos caracolitos negros, creo que de mar) y otras delicias asturianas como una cazuela de pulpo y langostino. El día era hermoso y soleado, como para que la Regenta saliera a pasear, y nosotros lo pasamos de contento andando por ahí, comiendo dulces y trepándonos en las esculturas de los asturcones (unos caballototes que seguro también comen fabes y por eso son de ese tamaño) como si fuésemos niños jugando a la pelota. lf.

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