lunes, agosto 25, 2008

25 de agosto

Hoy es mi santo. Hoy solía ser la fiesta de cumpleaños de mi abuelita. Nos reuníamos con ella, hacíamos mole y arroz, y tacos de queso fresco con aguacate maduro. Comíamos con ella, en la sala de su cuarto, repartidas en los sillones y en los tapetes mientras los hombres jugaban dominó en el piso de abajo. Ella era feliz regalándonos galletas de mantequilla, queso de tuna, danoninos pa' los niños. Y envuelta en su rebozo ocultaba la risa. Y antes de irnos nos hincábamos frente a sus manos y nos daba la bendición y esa bendición nos salvaba de todos los males. Era hermosa.

De regalo esta mañana he soñado con Ella, tenía los cabellos al rededor del rostro y los lentes puestos. Ella, mi madre y yo, hablábamos como hablan las mujeres en la cocina, de todo y de nada, mientras Ella sonreía y se comía un taco. Bendita sea la alegría de esa sonrisa, Mamá Luisa, aunque ahora la tenga sólo en sueños. lf.

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