sábado, enero 20, 2007

Matrushka


Hoy desperté sin ganas de nada y no trabajé. Terminé un cuadro ideado desde noviembre, dedicado a mi abuela. Descubrí que las acuarelas y la tinta china también saben llorar. lf.
El marco del cuadro reza:
Yo sabía que la tristeza caería sobre mi frente
como una luna súbita y celosa,
que colgada a mis hombros
me obligaría a arquear la espalda
y caer en cualquier rincón
como un animalito cansado y herido.
Lo que no sabía era que la encontraría así:
con su nombre en mi nombre,
su rostro en el mío,
y que entonces el dolor de su ausencia
sería doblemente amargo.
lf. 25/agosto/2006
SMA

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