viernes, enero 19, 2007

Pizarnik, diarios


Hoy me compré los Diarios de Alejandra Pizarnik como quien compra un pasaje para visitar a un buen amigo. Luego, en la sobremesa, discutíamos con J. sobre si es ético o no leer los diarios de otra gente ¿Qué le dirías a Kafka si te encontrase en un café leyendo sus diarios? Por la noche, al volver a casa en tren, la propia Pizarnik dio explicación al porqué vuelvo siempre a sus palabras: "Si es que leo a Proust, es porque yo elijo a Proust y porque mi estructura se identifica con él y elige su obra y no cualquier otra. Mis angustias no nacen al contacto con las líneas, sino que se limitan a asentir familiarmente y a reconocerlas como cosas ya experimentadas". Estas reflexiones, sin embargo, no puedo encontrarlas sino en sus diarios. Puede argumentarse que este es un caso especial ya que Pizarnik era y se concebía como una escritora, que no es lo mismo leer el diario de cualquier tío que pase por la calle, sin embargo insisto en la palabra como confesor. Cualquiera que elija escribir un diario acabará por plasmar reflexiones propias, acaso más "asentadas" que otros pensamientos por el hecho de tener que ser materializados en tinta (o pixeles, como sea el sistema motriz se ve envuelto en el proceso etc.). Quizá la lectura de esas reflexiones nos lleven a algo más que satisfacer una curiosidad, acaso propicien una mejor comprensión del otro. Eso en el mejor de los casos. No hay que descartar que exista gente como los personajes de "The Key" de Tanizaki...

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