lunes, mayo 14, 2007

Me enamoro, me desenamoro, me enamoro, me desenamoro...

Mi más grande problema en la investigación (seguro que tiene origen freudiano como todo jaja) es que cuando me decido por un tema de investigación lo hago por puritita curiosidad. No pienso en el bien de la humanidad, ni en las aplicaciones prácticas, ni en trasfondos filosóficos, pura y llana curiosidad: me enamoro. Y ahí voy busque que busque en los libros, en las palabras aladas, en el agua que forma el remolino final de la tina y, cuando ya lo tengo claro, quiero pasar a otra cosa y me desenamoro. El problema es que para solventar esa curiosidad me he metido en un doctorado y tengo un proyecto que terminar y tengo que explicar clara y objetivamente la pregunta primigenia del amor aunque yo ya esté en otra cosa mariposa. Afortunadamente la palabra está viva y de pronto, ante mis ojos, danza, y voy de nuevo enamorada a buscarle bajo la camisa esa cicatriz que sabe a sonido, a corazón, a sangre... y me enamoro. Por motivos éticos no me atrevo a poner el escaneo de una carta de mi corpus a la que vuelvo constantemente, cuando creo que estoy desenamorada, pero me voy a permitir transcribir un pedacito, uno sólo de tanto vivo, sólo para mostrar la desnudez de la palabra:
¡Hola! ¿Cómo estas? estoy muy bien en España. Ha pasado un mes desde mi llegar aquí, estoy trabajando mucho para aprender español. Pero todavía no puedo hablar o escribir mucho. Estoy triste, pero sigue estudiar y aprendré. Está más frío cada día en España. Está frío porque llueve todos los días. Yo creía que llovía poco aquí, pero en rrealidad, llueve mucho. Pero cuando está sol, está mucho calor. El rayo de sol es muy fuerte. Estoy preocupado si me enfermo.

No hay comentarios.: