miércoles, mayo 30, 2007

Miau.

Léase para reír, que esto no es serio.
Comparto con mi querida Salamandra, además del timbre de voz insoportablemente agudo, el amor por una costa italiana convertida en violista y cierta debilidad por el té, los pensamientos en torno a los años que vamos sumando, pues nuestros cumpleaños están a penas separados por los días necesarios para recuperarnos de una fiesta para entrar a la otra (no olvidemos que el de la violista se encuentra justo en medio de los dos ¿dónde estás amada Amalfi?). A diferencia de la Salamandra con su natura juguetona y su hambre insaciable de mundo, yo me he sentido siempre vieja. Me miro, y el rostro, y el cuerpo, y los gestos son de otra época, la seriedad de las palabras, el "sentido pánico" de la vida, el miedo continuo a la tragedia. Esta mañana ahuyentaba ese reconocimiento con un escote pronunciado y delineador de ojos para acabar de convencerme de que en esta época, civilización y cultura, 29 no son muchos años, pero no lo sentí sino hasta dar con todas mis fuerzas el punto con el que le gané a S., como hago poquísimas veces, un partido de squash. Luego hemos vuelto a casa y sobre la mesa había un cheque por pago de regalías de los cuentos de Ceylán. Yo creía que la palabra y el concepto de "regalías" eran algo así como la palabra y el concepto de "utopía", pues anda que no. Cierto que para vivir de ellas hay que escribir varios best sellers, pero para un par de estudiantes como nosotros en este momento de incertidumbre, nos vienen, si no como una esperanza (eso nos queda claro, existen pero no son esperanzas), sí como un regalo. Luego cae de nuevo la noche; el delineador, el escote, el punto del squash y el cheque se van a dormir, y pienso en que quizá nunca antes había tenido tanta conciencia de ser y en que la mitad de nuestra vida ocurre oculta en otra parte, donde no sabemos muy bien qué es lo que hay, donde lo que ocurre es no solo intraducible, sino como dice S., impronunciable. Planeo la celebración con un mes de anticipación: voy a terminarme el herradura reposado que llevo un año bebiendo a cuentagotas, voy a comer bien y rico, y quiero un pastel extra-chocolatoso, que para eso sigo teniendo 3, 5, 12 años o los que hagan falta. lf.

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