martes, mayo 01, 2007

Primeras elegías


Hace a penas unas semanas sufría el horfanato de mis poemas de juventud y no sé a qué o a quién debo la generosidad de que nuevas letras, las justas, llegaran a mis manos. Parece cosa de azar -¿de intuición? sugeriría el músico-matemático- entrar en la primera de siete librerías, dejar vagar la vista por los estantes y el tapanco, para detener los ojos sobre la mesa en un libro boca abajo que reza "No me enfadé jamás con las manzanas porque fueran manzanas, ni con las hojas porque fueran hojas" y que el pensamiento que interrumpe la lectura completando ya irrespetuosamente, musitara "ni con mis ojos porque fueran ojos". Puede parecer simple esta idea de aceptación de las cosas, niego esa simplicidad. Once Elegías, la última cena de Nichita Stanescu guarda la búsqueda y tranmisión de los significados más elementales. Compro el libro y en la puerta sonrío al ver que este nuevo amado desconocido es rumano, y aquí, aunque desconozco la lengua y soy incapaz de pronunciar palabra alguna del original, debo decir que la traducción, sobretodo leída en voz alta, logra un buen ritmo. Leo y releo a cuentagotas, no quiero que acabe, deseo que ese pensamiento enraíce y se desarrolle en mí... algunas imágenes empiezan ya a hacerme eco, y sonrío al pensar que no diré "Este poema es mío" sino agramatical y honestamente "Voy siendo de este poema". lf.

P.D. Poco encontré sobre el autor en la red, en español, pero para quienes quieran asomarse sugiero leer primero I y II (que aparecen abajo en la página) correspondientes a la Primera elegía.

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