sábado, mayo 12, 2007

Sevilla: el viaje inesperado



El viaje a Sevilla estaba planeado para presentar una comunicación en un congreso de lingüística (de la que sólo diré que quedé contenta) y para asistir a la investidura de Doctora Honoris Causa de Margit Frenk. El primer día se hizo de tren, pasos perdidos en el barrio de la Cruz, comunicación y nervios públicos, un río que se insinuaba al final de la calle. El segundo día sin embargo, fue una auténtica sorpresa: de biblioteca en biblioteca y de bibliotecario en bibliotecario, llegó a nuestras manos una caja llena de pliegos de cordel. Nunca había visto tantos de ellos juntos, antiguos y vivos, temblando, después de quién sabe cuánto tiempo, bajo los ojos atentos de este par de viajeros inesperados. Esa fue la primera de varias cajas. S. los tomaba entre sus manos, veía la primera y última página y me decía, a ojo de buen cubero, a qué año pertenecía, si estaba en otra biblioteca, si estaba relacionado con tal o cual obra de teatro y apurábamos entonces la danza del lente, pulso firme y páginas andando. Cuando llegó a sus manos un atadito me llamó la atención y me dijo "¡Mira! ¡Así es como salían de la imprenta!" y pasando las esquinas me mostró como cada uno, a pesar de ser la misma impresión, estaban en papel distinto, el que cayera para sacar los pliegos... Mis pupilas, sorprendidas y deslumbradas, no veían lo mismo que sus ojos. Entonces comprendí por qué pasamos tanto tiempo estudiando a pesar de que el mundo bien nos ha advertido que esto no deja para vivir, que por muy normales que seamos acabaremos siendo bichos raros, que para la sociedad actual cualquier cosa que tenga que ver con la cultura vale nada etc. etc. etc. Estudiamos estas y aquellas cosas, y muda nuestra mirada... con suerte podremos ver lo que nadie más puede ver, cosas que han estado siempre ahí, pero que no tenían ojos para ellas. Ayer, en su discurso de agradecimiento por el doctorado que le otorgaban, Margit entonó versos y nos explicó su significado, procedencia y parentesco con otros poemas y géneros, y además de todo nos sacó la risa más de una vez. Ella, con esa mirada tan mudada y bebida por tanta letra... ojalá nos sea concedida la perseverancia, la dedicación y la alegría para llegar a su edad con una mirada tan viva. lf.

P.D. La imagen es de un pliego de cordel del S. XVIII de la imprenta de Juan Rodríguez de la Torre. Cortesía de Random Access Rat. No pidan fotos de Sevilla que no tenemos, ella se nos queda en la memoria, con la promesa de vuelta.

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