miércoles, septiembre 12, 2007

Diario de viaje, día 2, Besançon por la tarde: excesivo bienestar


Las ideas subversivas nacieron a partir de la siguiente pregunta sobre el pueblito francés ¿qué da esta impresión de excesivo bienestar?

1. Pobreza no se veía: ninguno de los mendigos a la vista estaba delgado, ni enfermo, ni sucio, ni jodido visiblemente de ninguna manera, lo cual rompe con mi concepto de "mendigo". "Mendigar" parecía una libre elección y no una necesidad, parecían a un paso de convertirse en hippie de la zona, con rastas, ropa marca Espirit arrugada (es decir, prét a porter) junto con algun fino trapo de la India o África, y piercing o tatuaje. Quizá se hayan resistido por la edad, ya estaban un poco rucos para ese "look".

2. Extra limpieza: todo está muy pero muy limpio y lo que es viejo está reformado o bien cuidado. Como casi todo está así, si hay alguna esquina sucia o cayéndose, en vez de afear, parece pintoresca.

3. Estatus: elegante. No basta con que no haya pobreza y todo esté limpio, tengo un prejuicio estético, social etc. inculcado a base sabe dios de qué tanto, de manera que las cosas europeas por sencillas que sean, digamos una tetera en vez de un pocillo, me parece elegante y de buen gusto. En este punto de la reflexión comencé a sentir asco.

S. dijo que esta teoría fallaba porque a los propios franceses el mismo contexto les produce también una sensación de bienestar (sin el valor añadido que a mí me enseñaron de "eso es lo bonito"), pero yo creo que eso es porque creen que ellos y todo lo propio, son la neta del planeta, y aquí pensé en siglos y siglos de conquista militar, económica y cultural.

En ese momento dejé de sentir admiración, me sentí avergonzada de ellos y de mí sin saber muy bien por qué o de qué, y finalmente nació en mí una sensación de amor-odio que hemos denominado "resentimiento social". lf.

2 comentarios:

ÓL dijo...

También conocida como la sensación de "ponerle demasiada crema a los tacos"...

hf dijo...

¿A los suyos o a los míos? jajajajaja