domingo, septiembre 30, 2007

Siempre más


El tiempo, este fin de semana como una larga temporada reducida a tres actividades públicas y una privada; a saber, crear un universo formado de tablas con explicaciones y malabarismos sobre listas de palabras, juntarlas, combinarlas, separarlas. Enseñarles los bienes culturales del amor y el rechazo, la actividad magnética de los polos. Explicarles que su significado no es sólo literal sino metafórico y que el eco de sus voces retumba en otros universos como imágenes, sonidos, sueños, texturas. Hacerles saber que las letras que las encierran son su libertad. Todo eso en tablas.

La segunda actividad consiste en corregir interminablemente textos sobre lingüística aplicada, aclarar con signos de puntuación y acentos, adornar señalando cuadros amarillos y bolos romboides, crear la ilusión de que el conocimiento puede adquirirse con la lectura dosificada en una pantalla sin mencionar nunca la importancia de sentarse, sencillamente a pensar (ya no digamos a pensar en lo leído).

De estas dos labores de escritorio escapo a la piscina, al universo azul de su cuadrícula, al abrazo del agua y sus dulces corrientes. A veces, cuando llego temprano, me acogen a la vez el agua y una franja de sol que se rompre en burbujas diamantinas submarinas. Hoy por fin logré no detenerme, nadar de corrido cual si tuviera branquias, como si mi existencia se redujera al placer de carecer de gravedad, a avanzar, sólo avanzar en la transparencia...

De camino a casa la gente andando por un camino, deteniéndose, levantando cosas del suelo y retomando el paso. Nos pudo más la curiosidad que el hambre, y nos detuvimos a ver qué era: semillas diminutas ocultas entre las hojas. No pudimos abrirlas ahí mismo ni con uñas ni con piedras. En casa hemos por fin comprobado que son piñones... un camino arbolado de piñones, un camino sin dueño plagado de diminutas semillas, un andar de universo que sabe a tierra. ¿Por qué no puedo quitarme de la cabeza esa imagen de gente andando el camino y recogiendo diminutas semillas?

Cierra este fin de semana en sí mismo extendido con varias promesas: un modelo gravitacional que explique, como una carta astral, el origen, camino y destino de mis listas de palabras; el descanso mental en la unánime sugerencia parisina de Los Detectives Salvajes; la posibilidad de un nuevo nido de letras habitado por dulces, duraderos afectos; y un camino de tierra con gente recogiendo piñones, porque las cosas son siempre más. lf.

Piñeros de Pedrajas de San Esteban

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