viernes, abril 14, 2006

23 al 10 de diciembre

23 diciembre
cumpleaños, navidades, recados para la familia.
S. cumple años el día 24. A mí me gustan mucho los cumpleaños porque si uno lo piensa con detenimiento, vivir un año más no es cosa fácil; implica que una serie de eventos en el universo han seguido un orden específico que tienen como causa y consecuencia la vida de algunos seres y la muerte de otros. Por eso yo celebro muchísimo los cumpleaños y estoy muy feliz, después de tantos años de perseguirlo, que éste sea el tercer cumpleaños que pasaré a su lado. Familias múltiples y amistades del otro lado del mundo: también las extrañamos junto con sus maravillosas recetas, chistes, tequila y compañía. Un fuerte abrazo para todos.lfyS
19:13
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21 diciembre
the catcher in my eye o sobre las profesiones imposibles
El personaje de "The Catcher in the rye", perdonen que no lo presente con nombre y apellidos, soy persona de memoria de rostros, constantemente dice que pensó en hacer tal o cuál cosa, pero que no lo hizo porque no se encontraba en el humor apropiado para hacerlo, y que para ciertas cosas, el humor es imprescindible. Hoy reconozco que no me encuentro "de humor" para escribir gran cosa, pero lo hago empujada por no sé qué esperanza de hallar tranquilidad. Leí "The Catcher in the Rye" porque varios estudiantes estadounidenses me lo habían recomendado en diferentes épocas de mi vida. No es un libro que me parezca magistralmente escrito, pero no pude dejar de leerlo. Me hacía leer y a la vez lo cerraba un poco deprimida. Cuando por fin llegué al capítulo en el que el personaje explica que quisiera ser "the catcher in the rye" y en lo que consistiría esa actividad (no quiero arruinarlo para quienes no lo han leído) me sentí extrañamente identificada. No es que yo quisiera dedicarme a lo mismo, sino que a veces tengo deseos por cumplir que parecen tan inútiles, fuera de lugar o de época, o poco razonables para la sociedad en la que vivimos. A mí me gustaría por ejemplo, dedicar una parte de mi vida a tocar cosas, a ser una "catadora de texturas" y tocar una pieza de mármol cuidadosamente, otro de madera, un trozo de terciopelo, una flor de lavanda, tierra seca. Tocar cosas con las manos y con los pies, cerrar los párpados y sentir también con ellos que están tan acostumbrados a esconderse tras la vista. No se me ocurre que esta actividad pudiera tener una utilidad, al menos en el concepto que manejamos hoy en día, pero podría por ejemplo diseñar toda clase de cosas basadas en la textura, desde lo obvio como ropa de cama hasta cosas más extravagantes como viajes. Así alguien podría decir "Estas vacaciones voy a hacer un viaje por las texturas de Sudamérica" o bien "Dedicaré esta tarde a sentir paisajes granulados". También me gustaría poder saber con certeza lo que siente la gente que vemos por las calles para poder salir con alguien y decirle: "Mira, éste se siente profundamente triste, y el que está a su lado lo sabe y sin embargo, eso le causa un extraño placer" y luego ver las reacciones de aquél que me escuchara y me creyera. Si lo pienso rápidamente puede que ese oficio fuese más bien deprimente, pero quien sabe, a lo mejor tenemos mejores sentimientos que los que imaginamos; me gustaría escribir historias de lo que se ve reflejado en los cristales de los tranvías, imitar en una danza el movimiento de las nubes, tocar los rostros y manos de la gente, jugar con los niños en un campo al borde de un precipicio with the catcher in the corner of my eye. Sí: he hallado no sé que esperanza y tranquilidad.lf.
23:03
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19 diciembre
Los libros de una vida.
Ayer, sin saber bien cómo, acabé haciendo una de las cosas más tristes que pueden hacerse: desmantelar la biblioteca de un sabio, desnudar los libreros y anaqueles de su casa, meter la sabiduría de sus letras en cajas numeradas mientras su mujer e hijos, al lado nuestro, contenían el dolor de ver cómo empacábamos gran parte de su vida. Yo no tuve hermanos y en mi infancia tuve pocos amigos, de manera que mi compañía más cercana ha sido, desde siempre, los libros. Ayer, mientras veía las colecciones de cuentos de todo el mundo, las revistas especializadas, las enciclopedias, los catálogos más antiguos, las fotocopias con la bibliografía escrupulosamente escrita con su puño y letra, me preguntaba en qué periodo de su vida se había hecho de esos materiales, si los buscó incansable por las librerías del mundo, si sus amigos y colegas se los enviaron por correo, cuántas noches pasaron abiertos sobre su escritorio, cuántos fueron leídos con hambre y desasociego. En un par de horas encerramos en cajas de cartón los libros de una vida. Nadie derramó una lágrima. El sabio nos vigilaba desde una volutad claramente dictada: que su biblioteca sirviera para los ojos de otros, jóvenes y viejos que, como nosotros, tuvieran también hambre y desasociego de sus letras. Honor a quien honor merece y un profundo agradecimiento. lf.
22:27
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17 diciembre
Los farmacéuticos en España
En México cuando uno se enferma, una de dos: va al médico y toma lo que éste le receta, o se automedica, y en realidad es bastante fácil conseguir lo que uno quiera en una farmacia. Uno llega y dice "Quiero esto" y el farmacéutico te lo da y si te pide receta le haces la remolona, o (y esta es otra de las múltiples modalidades de la mordida -soborno para aclarar a los lectores españoles- en un país tan rico que aunque se engulla a sí mismo cada 3 segundos no acaba de consumirse) le preguntas cuánto cuesta y ofreces un poco más. En España la cosa es diferente. Uno va a la farmacia y dice "Quiero esto" y si son aspirinas, pastillas para la garganta o condones, no te dicen nada, pero si pides digamos, buscapina, ya empieza el interrogatorio: "¿Para qué lo quiere?... ¿ya vio al médico?... ¿qué otra cosa le había recetado?... ¿tiene más molestias?" y al final de semejante cuestionario, cuando ya hay una fila de 15 personas hartas de escuchar la dolencia del solicitante, el farmacéutico dice "Pues mire, vamos a esperar, si le siguen las molestias es mejor que vaya al médico" y no le da la triste buscapina a la viejita de ochenta años, de cabellos blancos y rizados, de la jorobita y bastón ¡no le da la buscapina! Al principio eso sorprende porque en México la verdad es que las sugerencias de los farmacéuticos no suelen ser muy fiables y no son personas muy respetadas, en segundo lugar ver que aquí el farmacéutico es una figura con cierta autoridad asusta muchísimo. Yo pensé que en la vida iba a poder volver a conseguir unos robaxisales o que al pedir la tercera caja de cafiaspirinas me las iban a negar. La experiencia ha sido muy diferente, cuando me he visto forzada a dar explicaciones los farmacéuticos han resultado ser una muy buena guía. Así logré por fin detener mi alergia primavera que no me dejaba ni cruzar las calles de los ojos tan llorosos, comprar unas plantillas para caminar toda una semana sin parar en Portugal (con lo cual los robaxisales no han sido necesarios) y jamás me han negado las cafiaspirinas. Pero lo curioso del caso es que, con el paso del tiempo, uno se da cuenta de que los farmacéuticos son un poco como los curas o como los cantineros: la gente va y les cuenta sus problemas físicos, pero también emocionales, así la viejita acaba por confesar, después de pedir por enésima vez la buscapina, que su único hijo no la ha visitado hace años, y el farmacéutico, que lleva años sabiendo que ese hijo no la visita, le dá un poco de ánimo y una infusión de manzanilla. Yo no cuento mis penas en la farmacia, pero me gusta ir los fines de semana que está un hombre joven que siempre nos pregunta por nuestros viajes y que nos cuenta cómo va en sus clases de inglés. Me hace sentir que soy parte de este lugar y de esta gente... además nunca me ha negado las cafiaspirinas. lf.

22:28
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16 diciembre
Gramática universal vs Dislexia universal
No hace falta pensar demasiado para llegar a esta conclusión. Más bien es una cosa que ocurre, tarde o temprano, cuando uno lidia con varios idiomas a la vez. Acaba por llegar no a la gramática universal, sino a la dislexia universal. Nos pasó hoy por la mañana kuando transladábamos el article aquél de Alfonso X de espanhol a inglés cuando de pronto nos apareció uma çita em francais y outra em catalá... então toudo se convirteu en um caous. Sí. En todo caso a lo que podemos aspirar es a la dislexia universal.lf.

18:34
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14 diciembre
Por si alguien decide sabotearme
Sacando ventaja de que conoce mis contraseñas, X ha amenazado con sabotear mi blog. Tiene varias propuestas: 1.- Inventar que mi blog tiene un mensaje cifrado y que si quien sigue leyéndolo es porque no lo ha vislumbrado. 2.- Escribir en mi lugar cosas en alemán, español medieval, o alguna otra hermosa rareza lingüística que casi nadie pueda entender. 3.- Copiar alguno de esos grafitis mexicanos como el de "Se alquilan borrachos para fiestas" o "Estás entrando a territorio Puma", lo cual a mí me haría más bien gracia. Vale, pues si alguna de esas tres cosas ocurre, están ya advertidos de que puede tratarse de un sabotaje. Léanlo de cualquier forma, puede ser divertido, o puede incluso que no sea un sabotaje. En el caso del número 2 por ejemplo, puede ser que finalmente yo haya alcanzado la gramática universal e intente comunicarme desde ese extraño horizonte. lf

22:30
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13 diciembre
Confesiones
Llevo días inquieta, sin poder trabajar, con una especie de deseo anindado en el pecho, un deseo que no reconozco y no puedo satisfacer. Llevaba meses sin leer una novela. Por azar he llegado a "The Catcher in the Rye", río un poco como el personaje y después, como él, desfallezco. No me cuesta nada leer en esa lengua medio mía, no sabía que no me cuesta, es casi como si no me diera cuenta en qué idioma estoy leyendo y cuando lo pienso me sorprende y aterroriza a la vez... también he sacado las acuarelas del armario y he pintado un calamar sobrevolando un lago, revuelvo el diario, recorto papelitos de colores que me gustan, escribo cosas que nadie sabe que escribo y esas palabras irrumpen mi sueño. Llevo días inquieta, sin poder trabajar, con un deseo acurrucado en el pecho, uno que no reconozco y no se deja satisfacer... y de pronto llega esto... todas las palabras parecen recién nacidas y aunque el intruso en mi pecho no se aquieta, parece reconocer algo en ellas. ¿Cómo puede algo tan triste ... cómo puede?lf
White
For one who drownes:
this page, as if
thrown out to sea
in a bottle.

So that
even as the sky embarks
into the seeing of earth, an echo
of the earth
might sail toward him,
filled with a memory of rain,
and the sound of the rain
talling on the water.

So that
he will have learned,
in spite of the wave
now sinking from the crest
of mountains, that forty days
and forty nights
have brought no dove
back to us.
Paul Auster

21:56

Picnic
Justo después de esa época tempranísima de mi infancia cuyo recuerdo está construido más con fotografías que con recuerdos reales hay una serie de imágenes, sensaciones y sentimientos de legítima libertad, no sólo moral, sino intelectual, libertad de la imaginación, todo ello ligado a los viajes de fin de semana de nuestra pequeña familia. Mi madre llenaba una canasta de sándwiches bien nutridos: gordas rebanadas de queso gouda o menonita, varias rebanadas de pastrami, o de jamón separadas entre sí con orégano molido entre sus palmas y mucho aguacate. Mi padre se ponía los jeans viejos y revisaba el coche cuidadosamente;y yo cargaba las cobijas que hacían de mantel enmedio de la montaña, de colchón, de sombrilla, y todo se repartía entre el asiento de atrás y la cajuela. Nunca supe bien cómo decidían a dónde iríamos. Algunas veces íbamos en busca de los pueblos lejanos en los que sabíamos que había artesanía para luego vender en una tienda en el pueblo de mis abuelos, otras sólo íbamos a la montaña, y muchas más mi padre veía el sendero que se bifurca y, para saciar el hambre de aventura del marinero en tierra, decidía ir por aquél cuyo destino desconocía. Cuando salíamos antes del amanecer yo me acurrucaba en el asiento de atrás y resguardandome los ojos con un sobrero, dormía hasta que me daba hambre. A veces no me sentaba de inmediato, hacía como que seguía dormida y escuchaba la conversación de mis padres, otras, y esto es lo que más extraño de ya no caber acostada en el asiento de atrás de un auto, veía las nubes pasar. Era pequeña y como todos los paisajes eran novedosos, acababa por cansarme, entonces tomaba un pañuelo de papel, abría la ventana y lo sacaba para verlo volar hasta que papá se cansaba del ruido del aire o yo del frío de afuera. Fuimos a dar a los lugares más hermosos, pueblos incrustados en la cima de la sierra, valles verdes a la vuelta de una curva, cultivos de maíz hasta donde los ojos pudieran alcanzar a ver. Muchas veces se nos descompuso el carro. Papá le metía mano, mamá repartía los sándwiches y procuraba que yo estuviera abrigada. Dormimos en los pueblos, en hoteles cuando los había, en las casas de la gente cuando su gentileza nos daba de comer de sus tortillas de mano y luego nos ofrecía dormir bajo su mismo techo. Un día incluso dormimos en el cuarto que tenía las ofrendas a los muertos. Dudo que los adultos tuvieran miedo. Yo no lo tenía. Durante el día había jugado con los niños a perseguir gallinas mientras las mujeres echaban tortillas y los hombres examinaban el motor del carro. Al día siguiente nos comimos el mole de las ofrendas, y después de un rato el carró echó a andar de nuevo. No sé bien porqué, pero nosotros llamábamos a esos viajes "picnic". Después todo cambió y los picnics se volvieron comidas en la montaña, aun ahí papá y yo caminábamos entre los árboles, nos perdíamos, tomábamos el sendero cuyo destino desconocíamos. Luego nada. Años de sequía. Años sin sendero. Años tristes sin auto al amanecer, sin canasta, sin sombrero hasta que hace un par de años S. se compró su primer auto: "la sombra verde" lo bautizó mi padre, y en él me llevó a conocer los cafetales que pintan de rojo la sombra de la sierra, las cascadas que se esconden tras ellos y varias veces nos aventuramos por caminos desconocidos. Hoy, al recordar todo esto, por un momento sentí melancolía de esos viajes y de esa libertad. Pronto la he perdido: hace un año que tomamos un sendero desconocido, hace un año que vemos con ojos de niños sorprendidos, que poseemos una libertad que casi es invisible de tan pura. Mañana vamos a recoger las visas para Túnez, ahora sigue un picnic en el desierto... Bring me that horizon. lf.

22:33
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11 diciembre
Venus
El recuerdo me dijo hace poco que sus verdaderas amistades hoy en día, siguen siendo las amistades de su niñez. Yo no guardo muchas amistades de esa época, sino más bien de la preparatoria y universidad. Las amistades a las que recuerdo con mayor frecuencia, con las que quisiera pasar un rato largo de día semiperdido en la memoria, pertenecen a esa época de mi vida. Pienso en eso ahora porque acabo de hablar con alguien por teléfono y si tuviera que definir nuestra relación en términos de confianza y cariño, diría que es mi "conocida" y no mi amiga. Caigo en la cuenta de que a lo largo de este año sólo he "hecho" un par de relaciones que podrían llegar a convertirse en amistades duraderas. Si lo pienso detenidamente, creo que se debe principalmente a dos motivos: Primero, no sé si es terrible, pero caigo en la cuenta de que me he vuelto terriblemente selectiva, que hay gente a la que no me interesa en lo más mínimo conocer. A veces incluso huyo. Segundo, no entiendo bien los códigos culturales, emocionales, sociales, de la gente aquí. Todos son muy amables, algunos cuentan cosas bastante privadas sobre su propia vida y hasta son muy afectivos físicamente. Aún así no logro "sentirme" en la confianza propia de las amistades. ¿Será una cosa cultural? Con mi amiga china sí me sentí perfectamente en confianza pero tampoco entendía del todo sus códigos. ¿Será una cuestión de tiempo, de coincidencia de ideas, de percepciones de la vida, de naturalezas? ¿Será que entre más viejos más grandes son las diferencias que nos separan? Pensar en todo esto me abruma y me da un poco de tristeza. Ha salido Venus junto a la torre de la casa de enfrente. A mí me parece que el invierno la hace ver más brillante. lf.
17:43
10 diciembre
Borges
¿Qué extraño imán me llevó a alimentarme compulsivamente de las letras de Borges en una juventud, que miope, no entendía ni la mitad de lo que leía? Hoy veo sus letras y contemplar semejante perfección me produce, además de admiración, algo parecido al miedo. lf.

23:25

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