viernes, abril 14, 2006

26 al 30 de marzo de 2006

30 marzo
artículo y calaverita
10:12 am. Cielo nublado con una temperatura de 14 grados. Sigo intentando escribir ese artículo. Tengo que terminarlo hoy. Procuro concentrarme pero Ella me distrae. Mis pensamientos giraron primero en torno a Ella, su vida y su muerte, a no haber podido acompañarla, verla otra vez; después en torno a quienes sí estaban ahí, su tristeza. Me tranquizó que ayer pude comunicarme con ellos, escucharlos mejor, serenos, incluso con risa. Yo reí también. Entonces logré avanzar un poco más en el artículo. Hoy pienso en su muerte, pero también en la nuestra. De pronto, un poco de miedo. Sentí: "este miedo no está bien" y a falta de una calaverita de azúcar, dibujé mi calaca sobre una barra de chocolate, le escribí clarito mi nombre en la frente y me la comí. Venga, que la vida es una delicia y yo insisto en vivirla, en tanto acabe mi artículo claro.lf.
9:26
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29 marzo


S. me ha dado este poema de Torres Bodet:

Continuidad

No has muerto. Has vuelto a mí. Lo que en la tierra
—donde una parte de tu ser reposa—
sepultaron los hombres, no te encierra;
porque yo soy tu verdadera fosa.

Dentro de esta inquietud del alma ansiosa
que me diste al nacer, sigues en guerra
contra la insaciedad que nos acosa
y que, desde la cuna, nos destierra.

Vives en lo que pienso, en lo que digo,
y con vida tan honda que no hay centro,
hora y lugar en que no estés conmigo;

pues te clavó la muerte tan adentro
del corazón filial con que te abrigo
que, mientras más me busco, más te encuentro.


                                II


Me toco... y eres tú. Palpo en mi frente
la forma de tu cráneo. Y, en mi boca,
es tu palabra aún la que consiente
y es tu voz, en mi voz, la que te invoca.

Me toco... y eres tú, tú quien me toca.
Es tu memoria en mí la que te siente:
ella quien, con lágrimas, te evoca;
tú la que sobrevives; yo, la ausente.

Y nada queda en mí sino el secreto
de este inmóvil crepúsculo inhumano
que al par augura y desintegra el día.


                                III


Todo, así, te prolonga y te señala;
el pensamiento, el llanto, la delicia
y hasta esa mano fiel con que resbala,
ingrávida, sin dedos, tu caricia.

Oculta en mi dolor eres un ala
que para un cielo póstumo se inicia;
norte de estrella, aspiración de escala
y tribunal supremo que me enjuicia.

Como lo eliges, quiero lo que ordenas;
actos, silencios, sitios y personas.
Tu voluntad escoge entre mis penas.

Y, sin leyes, sin frases, sin cadenas,
Eres tú quien, si caigo, me perdonas,
Si me traiciono tú quien te condenas...

Y tú quien, si te olvido, me abandonas.


IV


Esta voz es mi voz. No la que oíste,
viva, cuando te hablé, ni la que al fino
metal del eco ajustará en su engaste,

sino la voz de un ser que aún no existe
y al que habré de llegar por el camino
que con morir tan sólo me enseñanste.

Voz de perdón, en la que al fin despunta
esa bondad que me entregaste entera
y que yo, a trechos, voy reconquistando;

voz que afirma tan bien lo que pregunta
y que será la mía verdadera
aunque no sé decir cómo ni cuándo...


V


Cuando, de la materia que me aloja
y cuyo fardo en las tinieblas llevo,
como del fruto que la edad despoja,
anuncie la semilla el fruto nuevo;
cuando de ver y de sentir cansado
vuelva hacia mí los ojos y el sentido
y en mí me encuentre gracias a tu ausencia,

entonces naceré de tu pasado
y, por segunda vez, te habré debido
—en una muerte pura— la existencia.

Así que me levanto de la cama, preparo el café, me siento frente al monitor y me obligo a trabajar.lf.Do not mourn me with black clothes and wet faces, but with the joy of life.
8:23
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28 marzo
esperar
En nuestra existencia todos, sin excepción, compartimos dos eventos: nacimiento y muerte. Lo que ocurra entre estos dos eventos puede variar de infinitas maneras, pero al fin de cuentas polvo somos y en polvo nos convertiremos. Quizá por eso resulta extraño darse cuenta de que la muerte, ese evento diario, ineludible, común, sea una novedad. Las noticias en todos los medios la mencionan a veces junto con el nombre de quien se ha marchado con ella, con complementos de todo tipo: de lugar, de modo, de tiempo y a pesar de todo este bombardeo, sigue siendo novedad. ¿Qué hace uno cuando espera la noticia de la muerte de un ser amado? ¿Encender una veladora? ¿Rezar el rosario con la conciencia apagada? ¿Pensar con las emociones nublandome la cabeza? Espero... deseando no recibir noticias, no tener que mudarla en mi cabeza del mundo de los vivos al mundo de los recuerdos. Espero. Sólo espero.lf.
11:32
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26 marzo
Lo peor de la distancia
Lo peor de la distancia no es la melancolía, ni la saudade, ni sentirse lejos de la cultura, de la gente, de la identidad que a uno le es propia. Lo peor de la distancia surge cuando lo que uno quiere expresarle a los que están lejos, no es transferible a palabras, cuando lo que uno quiere verdaderamente es guardar silencio, sostener la mirada, dar un abrazo. Pero uno está lejos y eso no se puede, y para demostrar interés hay que hacerlo mediante las palabras. No vale llamar por teléfono, decir "Soy yo" y quedarse media hora con el auricular en el oído sin decir nada, porque eso no expresa lo que expresa el cuerpo, nuestro cuerpo con su sola presencia. Y así la compañía se vuelve una cosa imposible. Lo que queda es una presión en el pecho, una especie de cargo de conciencia, de tristeza profunda. "Palabras huecas, insuficientes" pienso, mientras siento palpitar el abrazo que se me ha quedado contenido en el pecho.lf.
18:23

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