martes, abril 18, 2006

El Pensador y platos


Normalmente detesto lavar los platos, tarea recurrente e interminable ¿a dónde se va todo ese trabajo? a veces una mesa de fiesta, brillante y colorida, pero el resto del tiempo, los platos limpios, enfilados, presos en ese ciclo de alimento y agua. ¡Jo! ¡Que si odio lavar los platos! El pensador se acomoda paciente en el sillón blanco mientras yo me levanto del ordenador y siete pasos adelante estoy fregando platos. Ahora es diferente, ahora me gusta. Dejo las listas de palabras de la tesina y mis manos contentas cambian la virtualidad de las palabras por los objetos reales.
- ¿Por qué no haces otra cosa?
La curva dulce de un "tazón" blanco cuyo esmalte crackelado recuerda la fragilidad de un cascarón que se roto por accidente.
- ¿Por qué no dibujas por ejemplo?
¿Quién ha nombrado a esta escultura perfecta, a este instrumento de sonido cristalino y nítido "tazón"?
-Un cómic te vendría bien, ya sabes: sacar la libreta blanca, las plumas de colores...
Poco importa, palabra olvidada, lo tengo entre mis manos.
Y entonces el Pensador se levanta desesperado, se asoma por la barra de la cocina y grita:
-¿Por qué no me haces un cómic?
-Porque tengo mucho trabajo.
-Pero podrías dibujar en vez de fregar.
-¿Y quién va a lavar los platos? ¿Tú?
El Pensador hace una mueca mirándose las manitas de tinta roja y considerando si podría darse el lujo de perder un poco por fregar unos platos.
-La última vez, cuando eras morado y lavaste la olla exprés comimos verduras azules un mes ¿recuerdas? Anda, vamos, que tengo que leer ochorrocientos artículos más para poder terminar mi capítulo teórico.
-Odio tus trinches listas de palabritas, y odio fregar los platos- dice mientras se acomoda en el sillón blanco y me mira resignado.
-Yo también- respondo mintiendo un poco.lf

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