viernes, abril 14, 2006

del 1 al 14 de abril

14 abril
Una lluvia finita
Hoy ha sido un día difícil. Entré en esa agotadora batalla de comparar mi trabajo con el de otros, de ver lo pequeño que es, de advertir, como si se tratara de coche abandonado y destartalado en la calle, todos sus defectos. He sido el abogado del diablo, también lo he defendido hasta el agotamiento máximo. Por supuesto que ninguna de esas disertaciones forma parte de la escritura de mi tesina, pero son procesos inevitables en cualquier acto creador. Estoy agotada pero no puedo más que seguir defendiédolo, dándole la vida verbal para la que fue creado. Luego la tarde fue azul. Hubo una lluvia finita y los tulipanes que compré perfumaron la casa con un olor a miel. Recordé a mi abuela: su patio estaba siempre lleno de flores. Hoy me contaron con qué ropa la visitieron, lo hermosa que se veía a pesar de su silencio. Sí. Hoy la tarde fue azul. Mi cabeza y mi corazón, azules, defendiendo amores en tiempo presente.lf.
20:19
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13 abril
¿Susan?
Esta semana nos reunimos con el amigo que nos ha llevado a la traducción de cuentos ceilandeses. Lleva un año de conocernos, de venir a comer a la casa y de invitarnos a la suya. Nos vimos en el café Gijón, frente a la Biblioteca Nacional y nos sentamos sin saber, donde él dice que se sientan los escritores famosos (a juzgar por lo que nos cobraron, debe ser cierto). Pedimos café y sacamos cada quien sus pruebas de imprenta. Ahí, en la primera página, aparecía mi nombre precedido de un "Susan". "¿Susan?" pregunté sorprendida "Sí, ¿no te llamas también Susan?". Deben ustedes saber que yo tengo tres nombres, los primeros dos corresponden a mi abuela materna y el tercero a la paterna (y me salvé porque ella también tenía dos nombres) y claro, yo no espero que nadie se acuerde de mi nombre entero pero, ¿Susan? ¿Por qué Susan? El dijo algo de una actriz con una melena, yo pensé en Susana San Juan, en una mujer de agua con mundos paralelos, y me sentí contenta digamos de una manera discreta, como cuando uno nota que la luz ilumina por unos segundos cierto lugar o persona dotándolos de una belleza inusual y nos sentimos contentos por habernos percatado de un evento tan fortuito, tan futil, algo que es imposible de compartir sin importar el detalle de nuestras descripciones. Sí, una alegría casi secreta. Hace años S. me nombró de nuevo, es una mezcla de mi nombre y de un color, un dulce monosílabo que me define mejor que mis cuatro nombres propios, un nombre mío. "Susan", el nombre que me dio este amigo, ha adquirido valor en mi imaginación, no por aquello a lo que él me asoció, sino por el significado que yo le dí. Cosa rara, esta de recibir nombres y sentir que al fin de cuentas, somos nosotros quienes nos autonombramos.lf.
23:36
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12 abril
Pócima para el trabajo
S. trabaja incansable. Se levanta, bebe café y se marcha a la Biblioteca Nacional. Regresa, comemos, se bebe otro café y se sienta frente al ordenador a escribir hasta la cena, después, vuelve al ordenador y trabaja hasta media noche. Me admira su capacidad de concentración, su entrega al trabajo, su persistencia a pesar del cansancio de semanas de no hacer nada más que trabajar. Margit Frenk ha sido una buena maestra, él aprendió de ella la dura labor de quien labra la filigrana en letras y lo hace con cariño día tras día. Yo en cambio no estoy solo cansada, estoy colapsada. Cualquier cosa me distrae, me saca de concentración, mi imaginación exige atención y me dan ganas de tomar el cuaderno y ponerme a dibujar. ¿Carezco de capacidad de concentración, de determinación, o de amor por mi trabajo? Reflexiono un poco preocupada, con miedo de encontrarme con alguna verdad que no quiera escuchar, y de pronto doy con ello. Es una respuesta sencilla y casi tonta, no me falta nada de eso, sólo me falta una taza de café.lf.
10:53
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06 abril
y dale con la ciencia...
A mí nadie me dijo que servía para la ciencia. Yo tampoco creo que yo sirva para la ciencia: me cuesta muchísimo trabajo centrar mis ideas, concentrarme y trabajar con método y orden más allá de los 65 minutos, el método y orden en sí mismos son para mí un misterio, una idea rara, otro de esos inventos de las civilizaciones. Pero un día me pareció que entre las desordenadas ocurrencias de mi loca cabeza, había algunas que parecían apuntar hacia algo concreto, hacia algo que, según la ciencia, se tendría que probar. Ese día tuve mi sueño de ciencia: las palabras, esos significados vestidos con letras que rondan todo nuestro ser, desde la convivencia con los otros hasta la definición de la experiencia propia, de lo objetivo a lo fantástico, aquellas que son nuestra existencia misma, esas palabras están anudadas a nuestro corazón. Desde entonces persigo el hilo invisible con el que están atadas, toco, con mis dedos infantiles, los nudos con los que se aferra a las patitas de las letras, las miro a la cara y les preguntó cómo fue que uno u otro corazón las atrapó. Ellas, bien dijo Paz que son unas putas, a ratos se ríen de mí, a ratos me susurran fragmentos de sus secretos. Sí, un sueño de ciencia, y es que la ciencia es un poco sueño, y yo para el método soy un desastre, pero para soñar me pinto sola. lf.
23:07
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05 abril
Los límites de las cosas
Ayer que le contamos a un profesor que S. había logrado hacer para mi, un código que me perimitiera hacer un par de búsquedas de las cuales dependen mi tesina y mi tesis, nos dijo que eso demostraba que "quien la sigue, la consigue". Yo llevo casi un año persiquiendo el correcto funcionamiento de otro programa del cual dependían ciertos datos de mi trabajo y hoy, después de una falsa esperanza, he decidido mandarlo al averno. Sí, "quien la sigue, la consigue", pero yo, de tanto seguirla, estoy ya un poco harta y decido que no quiero ya conseguirla. Hasta aquí. Hasta hoy. Se acabó. Esta es mi declaración de odio (¿no odian ustedes las falsas promesas?), de independencia y de deslinde. Como dicen las amigas del buen Harmodio (chequen la lista de links): "De-sa-pe-go"... así que hoy, después de las clases de dislexia lingüística, nos fuimos a tomar unas chelas con los amigos y a olvidarnos del trabajo. Ahí estábamos, hablando de que esta mala racha (sepan que no soy la única) tiene que acabar ya, cuando de pronto, un sonido cristalino, el de un rebote diminuto sobre el suelo, me hizo bajar la mirada: una canica pequeña y transparente rodó por el suelo hasta detenerse a mi lado. Nadie jugaba a las damas chinas, nadie pareció percatarse de su presencia, nadie la reclamó como propia cuando la recogí y mostrándosela a los demás dije: "Éste es un signo irrefutable de que las cosas van a cambiar para bien" guardándola luego en mi lapicera. No lo he dicho antes: en México tengo una colección de canicas encontradas por ahí, siempre son de buen agüero. Esta es la segunda que encuentro en España y no puede ser sino un obsequio: la pieza de cristal en el universo que, por un momento, señaló el límite de las cosas.lf
22:19
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03 abril
Pero a usted, ¿quién le dijo que servía para la ciencia?
Juro que si me hubiera habido la más mínima posibilidad de que me dieran una beca para hacer un doctorado en cómics lo habría intentado, pero nuestro país, hermoso y maltratado, no da para eso. Luego vienen esas pesadilas de día en las que, en la defensa de la tesis, un montón de académicos españoles, de mirada grave, pelona reluciente y panza llena de jamón y vino Riojano me miran con un rostro que no se sabe si es de desconcierto o molestia. Se miran unos a otros como queriendo evitar el mal rato, hasta que uno se cansa de silencio y de mis ojos de cordero a punto del sacrificio, y dice con mi tesis en mano: "Pero a usted, ¿quién le dijo que servía para la ciencia?"... y después de semejante humillación yo salgo con mi tesis abrazada y me siento en un jardín del parque a ver los dibujitos que hice al reverso de las estadísticas...Ahora creo que todo esto es en realidad una conjura de mi subconsciente para tratar de convencerme o bien de instruirme en el arte del pensamiento lógico. Anda: planea lo que vas a hacer, nada de espontaneidad; apégate al plan, nada de improvisaciones; ordena tus datos, adiós al caos de tus papeles, y ¡Por el amor de Dios! ¡Exprésate con propiedad que se trata de una investigación seria! Así que la niña, con los 27 años a cuestas y las obligaciones voluntariamente adquiridas, agarra la libreta, planea, hace encuestas, las ordena y ahora lucha día con día por "expresarse con propiedad". ¡Jo! Antes que el dominio de la materia de estudio, está el dominio propio: mantenerse frente al ordenador escribiendo la tesina (ojo, que no el blog) cuatro horas seguidas sin pensar en "echar la colada" "qué vamos a comer" o "¡Demonios! Llevo cuatro meses leyendo ARQ y no logro llegar a los últimos dos números que conseguí en Granada". De verdad que envidio a todos aquellos que conocieron a los cómics en edad temprana y pasaron sus días de adolescencia leyendo semejante arte sin dejar que el mundo los distrajera. En fin. Que mi conciencia me chicotea y regreso al trabajo, no sin antes anunciar que, harta de no poder subir mis cómics (ya que los hago que alguien además de S. los vea ¿no?) y de no poder poner los versos como Dios manda, planeo mi mudanza de este sitio azul a otro pero más cómodo. Ya les avisaré, por si insisten en leerme, y por si los garabujos les causan curiosidad.lf.
21:49
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01 abril
un día sencillo
Hoy es sábado. Son las 6:23 de la tarde y el sol entra por el balcón para darme en la cara mientras escribo. Por eso siempre tengo el lado derecho del rostro ligeramente más oscuro. Ayer logré terminar, exitosamente (a ver qué dice mi tutora), el famoso artículo que no me dejaba vivir. Para celebrarlo pasé la mañana escribiendo recuerdos de mi abuela y lo que me contaron sobre sus últimos días. Escribir da vida. Luego me fui caminando al vivero y fui feliz al tener que quitarme el suéter, al sentir que sudaba con el calor nuevo de la primavera. El vivero es un paraíso: todo está sacando sus retoños o floreando. Escogí unos tulipanes en botón, blancos con rayas rojas y me formé para pagar con mi macetita en la mano tras un grupo de españoles opulentos que llevaban carros y carros llenos de flores. Francamente, me dieron envidia. Después les hice el feo por no tener el detalle de dejarme pagar antes mi única macetita de tulipanes. Uno de los dueños en cambio, se apiadó de mí y fue a cobrarme personalmente. Ahora la tarde pasa tranquila y yo sonrío mientras veo una cigüeña sobrevolar el edificio de enfrente. Un día sencillo, sin ciencia ni trabajo, sólo un día sencillo dedicado al recuerdo y a la vida. lf.
17:48

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