viernes, abril 28, 2006

Laurel y vino riojano



Las dos primeras acepciones de la palabra "laurel" en el DRAE, son: "árbol siempre verde, de hojas color verde oscuro, persistentes, aterciopeladas, lustrosas por el haz y pálidas por el envés" y "corona, triunfo o premio". En Logroño, la palabra "laurel" remite a la calle de los bares más típicos y nacionalmente conocidos por sus buenas tapas. El miércoles por la noche nos asomamos a los bares pero nos retiramos pronto porque mi ponencia era a las 9:30 am del día siguiente. No fui destrozada como esperaba, hablé de las palabras de las emociones con un asumido aplomo académico que ocultaba el nerviosismo propio de la víctima, y después de responder a un par de preguntas (que me alegraron por ver que mi trabajo al menos causaba un poco de interés) partimos hacia los monasterios de Suso y Yuso donde unas antiguas glosas fungen como acta de nacimiento de un español que llevaba ya tiempo vivo, andando y, seguramente viviendo vino riojano. El día fue paisaje, silencio y niebla, día verde y alegre, hermoso y redondo. Como salí ilesa del congreso, por la noche regresamos a la calle Laurel, a la calle siempre viva de noches aterciopeladas, de gustos lustrosos, aquella que es corona, triunfo o, en mi caso, premio. Permítanme unirme a los paladares del mundo que alaban los vinos riojanos y decir además que las tapas, todas, desde los champiñones, pasando por los pinchos morunos, hasta los solomillos, estaban soberbiamente deliciosas. Fue una noche para festejar a los sentidos. Hoy regreso lamentando haber pasado tan poco tiempo entre los viñedos y la gente amable y generosa de los pueblos, me prometo volver, aunque sea a pie con la escusa del camino de Santiago, y me voy a la cama poniendo una hoja tierna de laurel bajo la almohada, a ver si sueño con vino riojano.lf.

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